miércoles, 30 de abril de 2008

CAPITULO XVI

Desempacando

Y después de trece horas arriba de un avión, tengo todavía la sospecha que estos aparatos son como cápsulas de tele-transportación donde la espera es simplemente para que no sospeches de la alta tecnología que ya existe y a la que no podemos acceder los simples mortales por miedo de que sea mal empleada o de correr altos riesgos como convertirnos en moscas. Llegué de pronto a México donde todo sigue como antes y nada es como era. Todavía no desempacaba y ya estaba haciendo mi carpeta para presentar mi solicitud a la Compañía Nacional de Teatro, estuve toda la primera semana editando videos, sacando copias, y preguntándome porque quiero estar en dicha compañía haciendo equipo con Paula, Jorge y el Chino. Finalmente están los papeles a juicio de las personas de reconocida trayectoria que evaluaran quién tendrá el chanse de trabajar por dos años en el teatro nacional. La convocatoria exigía una fundamentación del porque quiere estar uno en la compañía y me quebré la cabeza pensando en que es realmente lo que quieren saber, pues la respuesta me parece obvia; porque quiero trabajar haciendo lo que mas me gusta hacer y poder vivir de eso. Así que aproveche mis dos cuartillas para exponer ante las personalidades de reconocida trayectoria, mi humilde visión del teatro nacional. Que podría ser eso un factor en mi contra, pues fui muy honesto, pero que somos si no somos lo que hacemos, ¿que somos si nos callamos lo que creemos? En fin, ya veremos que piensan las personalidades de reconocida trayectoria.

La novedad ahora es vivir con mi hermana menor, la arquitecta, porque la escriproductora está en Hermosillo buscando lana pa llevar a esta familia al estrellato cinematográfico. Y en medio de papeleos, deudas e incertidumbre la vida poco a poco retoma el camino que comenzaba cuando lo deje por un pequeñísimo receso.

Y como en nuestro querido D.F. también pasan cosas buenas, además de las marchas, la delincuencia, los temblores y la contaminación, el domingo pasado fui a escuchar a Goran Bregovic en la plaza de Santo Domingo como parte del Festival de la ciudad de México. Es conocido, entre otras cosas, por la música que hizo para la película UNDERGROUND de Emir Kusturika. Viene este extraordinario músico con su extraordinaria banda desde el otro lado del mundo a tocar acompañado de la Banda instrumental de Oaxaca. Y viene de lejos para mostrarnos algo tan íntimo que fue inmediatamente identificado por los mexicanos que nos encontrábamos en Santo Domingo. No digo que la fusión con la banda Oaxaqueña haya sido mala, pero me hubiera gustado escucharlo en fusión con una Banda Sinaloense. No puedo decir que es lo que más me gusta de su música, tendrían que verme al mismo tiempo que digo la frase: Es que es como muy mmhhhm....por eso me gusta, mucha fuerza, muy potente, muy sincero, no sé. Y quién mejor para hablar de su música que él mismo, el equipo de investigación de Clown para llevar se ha fusilado del periódico La Jornada un pequeño fragmento de la entrevista que le hicieron al músico antes de su concierto en el Auditorio Nacional. Y como en nuestro querido D.F. también pasan cosas malas, además del temblor durante el concierto, el lunes pasado, despertaba de muy buen humor recordando el concierto de la noche anterior y despertaba también con la noticia de que uno de los cristales de mi coche había sido quebrado para extraer mi estéreo. Desde aquí mando a un agradecimiento a los ladrones que llevaron acabo el atraco pues reventaron el vidrio mas barato, extrajeron con sumo cuidado el aparato reproductor y se limpiaron las patas antes de subirse, de modo que no arruinaron la aspirada profunda que en días anteriores me había llevado algunas horas. Aquí están pues, las palabras de Goran:

“No sé que quede de mi música en la gente, lo que sí sé es que la paso bien con la gente haciendo música. Me gusta que me inviten a una boda y llevo a mis músicos y me pongo mi ropa de boda y tomamos alcohol y bailamos y reímos y hacemos el amor y somos felices. Porque somos libres. Yo sé que mi papel en este mundo no es tan importante como el de un cirujano que hace operaciones a corazón abierto. Yo nada más hago música. Porque la música no es para muchos algo tan importante como la comida y el sexo. Para muchos la música es inútil. Para mí no. Tampoco para mucha gente. Porque la música nos hace muy felices. Nos recuerda que somos personas libres.”




Para ver la entrevista completa has click aquí.

martes, 22 de abril de 2008

CAPITULO XV

Del vertiginoso y encantador regreso.

Después algunos días de tener abandonado el Clown para llevar, estoy sentado en la silla donde todo esto empezó algún día de noviembre pasado. Después de pasar aquellos días en Madrid de los cuales tuvieron noticia encontrarán un gran bache hasta el día en que estas letras se publican. Lo siguiente es un vertiginoso, revelador y encantador regreso. Lisboa fue la penúltima parada, días que pase al lado de mi querida prima Beatriz, caminando Lisboa hombro a hombro al lado de una cámara de video cuyas grabaciones verán pronto en este espacio. Las imágenes hablaran de la belleza de esta mágica ciudad, solo agregaría que es donde tomé el mejor café y la mejor cerveza negra en mi corto paso por Europa.
Eso por hablar en términos turísticos, realmente lo mas importante para mi en este camino fue el encuentro con mi querida prima, una morra de veintidós años que ha estudiado para ser bailarina y con la que me encontré compartiendo preguntas, pues ella está en la búsqueda de su encuentro con la danza como yo con el teatro y caminamos, caminamos y compartimos banquetas, mar, silencios y música. Vi en sus ojos la saudade de los míos. Gracias Bía por tan lindas tardes en tu preciosa ciudad, por recordarme que es también mía y por compartir una manzana conmigo en el Castelo de Sao Jorge.

La despedida de Lisboa fue otra ves en la estación de Santa Apolonia, pero ahora el destino final era París. Un tren me llevaría hasta la frontera de España con Francia; Handaye. Un recorrido de noche en un vagón de literas donde dormía, no sin miedo, al lado de un Yugoslavo que hablaba un portugués rarísimo. Desde mi litera veía mis pies y la España que se iba quedando atrás. Las seis de la mañana, cambiaba de tren y de paisaje. Esta etapa del viaje es en la que mas lamenté los hechos que narré muy al principio de estos escritos, el desafortunado suceso de la cámara que había comprado en Hermosillo, así que no hay imágenes mías en Francia y no hay tampoco palabras con las que pueda describirles el increíble paisaje de mas o menos seis horas camino a París. Cuando el tren entraba en la estación logré ver la punta de lo que todo visitante sueña con ver en esta ciudad. Escuchaba el francés como nunca había escuchado tanto al mismo tiempo mientras buscaba un teléfono público de monedas para hablar con Adeline. Ya había aprendido a andar con maletas en el metro, lo primero que hay que hacer es buscar los elevadores, que para mi sorpresa, a diferencia de Lisboa, Barcelona y Madrid no existen en el metro de París. Así que a valor por las escaleras y pasillos subterráneos. Llegué por fin a Montreuil, una ciudad a las afueras de París donde está el Studio Théatre de Montreuil que dirige el maestro Carlo Boso, escuela donde estudia y vive la querida Adeline quién de manera sumamente generosa me compartió de su casa, su escuela, sus crepas y su país. Mientras ella ensayaba y trabajaba dediqué mis pocos días a hacer las visitas reglamentarias; La Torre Eiffel, Notre Dame, el Arco del Triunfo, Champs Elysées, el Teatro de la Comedia Francesa y por hay dos o tres lugares mas que se cruzaron en mi camino mientras caminaba por las hermosas calles en las que a diferencia de lo que se dice, encontré siempre a franceses muy amables, me defendía con el inglés idioma que nadie me negó para poder comunicarme. Hablé con más franceses en la calle la semana que estuve ahí, que con españoles los dos meses que pase en Barcelona. Para mi y para el mundo seguirán siendo españoles aunque se llamen solamente catalanes.

París tiene su fama ganada a pulso, es una ciudad hermosa por donde la veas, es explicable porque a lo largo de la historia mexicana muchos de nuestros políticos hayan decidido pasar los días de sus exilios en esta ciudad llena de encantos, crepas y paisajes. El Museo del Louvre me tomó casi todo un día y me faltaron algunas salas. Lo primero que viene a la mente es que es aquí donde está la famosa Gioconda de Leonardo da Vinci, y no solo a mi mente sino la de todos los visitantes, es imposible perderse esta pintura gracias a los letreros que están por todos los pasillos del museo para llegar, sin perderte, a lo que parecería la frontera de Tijuana y San Diego en semana santa. Una multitud, tres vallas y un vidrio te dividen de la famosa pintura que nadie ve si no es a través de las pantallas de sus cámaras digitales. Una mujer incluso, para mi vergüenza, inconfundiblemente mexicana, logró llegar a la valla mas cercana, se colocó de espaladas a la famosa sonrisa, estiro sus brazos hacia sus costados empujándome a mi y a un italiano para evitar que saliéramos en la fotografía que su marido tomaba, dos tres flachazos y salió de la sala así, de espaldas al cuadro. Ya verá cuando llegue a México, como salió su peinado en el retrato. Adeline me llevó una de esas frías noches parisinas al teatro, una bodega acondicionada con muy buen gusto, característica que mas me quedó grabada de los franceses. Un Moliere representado por un solo actor acompañado de títeres que el mismo manejaba. Yo no entiendo absolutamente nada de Francés y puedo decir que entendí perfectamente la representación, así como entendí perfectamente el trabajo que Adeline y su grupo preparan para el Festival de Avignon. Una enorme bodega, unas tablas y jóvenes talentosos haciendo un trabajo increíble de Comedia del Arte. Seguramente de estos cortos días se me escapan muchas cosas, y veo que esto ya se extiende así que para cerrar no puedo dejar de mencionar la última noche con una hermosa vista panorámica de la ciudad y la Torre Eiffel iluminada.

Es este el capítulo que cierra el viaje y tengo que agradecer de todo corazón a todos los que me ayudaron a cumplir este sueño, principalmente a papá y mamá. A mis abuelos, mis hermanas, mis amigos en Hermosillo y amigos en el D.F., Paula, Adeline, Chango, Anita, Shaday, Familia portuguesa y mexicana, Alberto Nevárez, Rafael Ferragut.

Se abre ahora una nueva etapa en Clown para llevar donde les hablaré ahora de los frutos que todo este camino recorrido empieza a dar.

Clown para llevar Radio