jueves, 19 de noviembre de 2009

Las fotos de mi celular...

Retumba en mi cabeza la voz de mi tío: ¡¿Pa que toman fotos con esa chingadera?! ¡Esas fotos nunca las vez uno, pues! Aquí están, pa que vean que si se ven, si es que las quieren ver. Se darán cuenta por supuesto que no me tomé la molestia de seleccionar absolutamente nada, así como están en mi teléfono, así las pasé. Alto valor artístico el de estas fotos, de veras que no me medí. ¡Ja! Mira con cuidado, en una de esas y estás por ahí.


La música de Jorge Drexler, que anda sonando mucho ultimamente en mis audífonos.

martes, 10 de noviembre de 2009

¿Por qué fallamos los penales?

Una de las razones por las que pasé en Hermosillo las ultimas dos semanas de octubre fue la graduación de mi hermana menor, ahora conocida en la familia como la arquitecta, porque de los Galindo y los Martins creo que es la única, y si no la única, sin duda la que más éxito tendrá. ¿Qué porqué me atrevo a semejante afirmación? Pos yo no sé de arquitectura pero se que mi hermana es terca, terca, terca. No hay mejor fórmula para el éxito. Así que felicidades a mi hermanita la arquitecta que concluye un ciclo de vida. ¡Ah! ¡La frase de la conclusión de ciclo! Hijos míos, lectores míos, no puedo dejar de mencionar la emotiva ceremonia de entrega de papeles a la generación de nuevos arquitectos que esperemos no se dediquen a diseñar puentes inútiles como el que cruza por encima del “Rodriguez” a la altura del flash o baños públicos gigantes como el que se acaba de terminar frente a la Casa de la Cultura. Mientras veía a toda aquella juventud en su respectiva toga y birrete, me recordaba a mi mismo en la preparatoria vestido de la misma forma y con quince kilos más, no hubo orador en ninguna de las tres ceremonias, la misa, la entrega de papeles y la fiesta, que no mencionara cuando menos en una ocasión la famosa frase: “Hoy concluye un ciclo”. Mi hermana la Fer y yo contamos en total siete menciones de la famosa frase que no pueden olvidar incluirla cuando les toque hablar en una boda, quinceañera, graduación, y por que no, hasta en un funeral, más que obvio es que se ha dado la conclusión de un ciclo.

Me perdonarán amables lectores, pero he iniciado este relato por el final, así que seguiré así, de atrás para adelante. El mismo día, antes de la entrega de papeles, ocurrió la misa en la catedral, empiezo a sentir que estoy escribiendo una nota para Sociales en el imparcial, Ja! Misa a la que desgraciadamente no tuve la oportunidad de asistir a las criminales ocho de la mañana. A esas horas el señor viene apenas regresando de las europas cansado después de un largo día en aquel viejo continente, ocupadísimo como está ahora en el caso Saramago. Una hora después estábamos desayunando en familia incluyendo al jotito del gachupín, mi cuñado y mi hermana, la señora Hernandez. Y ahí, mientras vertía salsa sobre un homelet del tamaño de un burro percheron veía en la pantalla del lugar el juego de la selección Sub 17 en el mundial juvenil y a este momento es al que se debe el título de esta ya larga publicación. No haré un resumen del partido pues pasaría de sociales a la columna deportiva, pero es imposible no hablar de los famosos penales. De entrada les digo que he resuelto el misterio, por fin tengo la respuesta a la pregunta de los sesenta y cuatro mil. Ahí les va: Al momento que concluyen los tiempos extras después del empate a uno, los seleccionados de ambos equipos se reunen con sus respectivos entrenadores y definen a los tiradores. Luego caminan al centro de la cancha como lo marca el reglamento y desde ahí inicia la tragedia. Mientras los coreanos caminan fríos, concentrados y calculadores, nuestros queridos seleccionados caminan al centro de la cancha levantando la mirada al cielo, repasando las oraciones que sus abuelos les enseñaron cuando niños, pidiéndole a Dios no fallar, pidiéndole que les conceda la gracia de anotar. Y así, el portero mexicano se coloca bajo los tres palos levantando las palmas al cielo mientras el coreano mira fijamente la portería y calcula la intensidad del viento, la humedad, el peso del balón, la temperatura y vayan ustedes a saber que otro calculo físico matemático. Anota y después de un breve y austero festejo el portero coreano se coloca bajo los tres palos, mientras el tirador mexicano camina hacia el manchón de penal, abrazado de la pelota mirando al cielo y el gesto que me revela en un instante toda esta reflexión y la respuesta a la pregunta del título, un cariñoso y sentido beso a la pelota antes de colocarla en posición. Lo que pasó después, lo sabemos todos, el portero coreano, gracias a sus cálculos físico-matemáticos repeló la pelota lejos de la red. De una vez les digo que esto no se trata de una crítica de fe, de creencias, no falta nunca un panista que me acuse de hereje y me vaya a querer quitar la nacionalidad mexicana como a Saramago la portuguesa, ¡no! Es simplemente una cuestión de concentración, no puede uno estar pensando en Dios o en su tío o en su hermana la arquitecta mientras tiene por delante la no tan complicada tarea de anotar un penal. Y eso no pasa solo con los futbolistas en este país, pasa hasta en las mejores familias, por ejemplo el congreso de la unión, esos hombres que día con día trabajan por el bien de la nación. Su error está en concentrarse en sus carteras mientras votan los aumentos al IVA. Pa que nos vamos tan lejos, en los actores que cuando les dicen que se concentren, minutos antes de entrar a escena piensan: “Estoy concentrado, estoy concentrado” y al pie, entran a la escena y en lugar de soltar su primera línea: “Buenos días”, dicen muy concentradamente: “Estoy concentrado”.


Ya está muy largo esto, les dejo que se vayan a facebookear, aunque ya se me pasó contarles de mi cumpleaños y del increíble concierto de CafeTacuba, para el que mi hermana me regalo pase VIP con motivo de mi cumpleaños. Haber si en el siguiente post me ánimo a contarles algo de eso, no prometo nada. Lo que me queda claro después de aquel concierto es que CafeTacuba es por mucho y por muy lejos el mejor grupo de música mexicana de los últimos tiempos.

miércoles, 28 de octubre de 2009

De cumpleaños, cocinas y televisión...

¡Chale! ¡Qué mala copa! No puedo evitar, cada vez que llegó acá, al Clown para llevar, a postear algo nuevo, leer el post anterior. Malacopié durísimo la vez pasada, pero hoy ando de mejores ánimos. Me encuentro nada más y nada menos, hijos míos, que en la casa de sus abuelos, éste agradable y apacible jardincito repleto de cactáceas que mi madre se ha ocupado de criar y donde mi padre, su abuelo, se pasa los días enteros armando historias, seguro ya vieron o leyeron alguna. Había olvidado lo hermosas que pueden ser las noches de Octubre aquí, imagínenme en shorts y una playera sin mangas sentado a la mesa del jardín mientras los pocos pelos que me quedan y las canas que ya me empiezan a visitar se mueven suavemente al ritmo de los frescos vientecillos del desierto. ¡Aguuuusto! Diría su tía, la Mafer. Y aquí estoy en las vísperas de mi cumpleaños número veiniseis. La última vez que festejé acá fue mi cumpleaños número diez y ocho. Y esta vez, me he propuesto festejar como nunca lo había hecho, en grande, con música, barril, tacos y toda la cocha. Otra vez: ¡Aguuuusto!







Se habrán dado cuenta de que me deje llevar por la desidia algunos días y ya me había tardado en venir a escribirles, pero como alguna vez les dije, no los olvido nomas me entretengo con otros asuntos. Como por ejemplo el arte culinario. Es impresionante la cantidad de programas de cocina que hay hoy en la televisión y nunca me habían atrapado hasta hace unas semanas cuando descubrí la BBC Enterteiment. Tómala, europeos tenían que ser, ingleses pa acabarla. Y verán que me topé con un Shef que así que tu digas: ¡que bien está de sus facultades mentales! pos no. Ah pero que bueno pa cocinar y que bueno pa entretener y que bueno pa dejarte la espina de ir al mercado y regresar corriendo a la cocina a preparar alguna receta realizada por él. Y mientras lo veía, a perdón, Gordon Ramsay es el nombre de este singular personaje, y mientras lo veía recordé que en algún cumpleaños anterior mi madre me había regalado un libro de cocina italiana, así que me senté a revisarlo y en dos horas ya estaba yo camino al super con una listón. Me he pasado ya algunas semanas cocinando a la italiana y aprendiendo a la inglesa. He tomado fotografías de cada platillo pensando en ustedes mis queridos lectores, pero por cuestiones técnicas y al verme lejos de mi oscura cueva en el Distrito Federal me es imposible compartírselas, pero si les da curiosidad, con gusto las publicaré próximamente. Haber que encuentro por ahí para ilustrar esta columna, ya ven que mi amá no perdona.



Y así pues, entre pastas, salsas de tomate, aceite de oliva y pimientos morrones nuestro país es como una olla de lento cocimiento con unos frijoles ya muy viejitos a punto de atole y con una tapa que no aguanta ni el dos por ciento más de vapor amenazando con reventar de un momento a otro.

domingo, 4 de octubre de 2009

Si tomas, no postées.

Soy un mal amigo, lo sé. Es por eso que no tengo tantos. Tres o cuatro que son los que me aguantan. Y a esos, que sé que me aguantan, muy a pesar suyo, los quiero tal y como si fueran mis hermanos. Y a los hermanos se les cuida, se les quiere y así, como a mis hermanas, los cuido y los quiero, sería incapaz de hacer cualquier cosa, por mínima que fuera, que los lastimara en cualquier sentido. Pero soy un mal amigo. La única virtud de la que puedo presumir como amigo es de la lealtad, jamás podría quebrarla, no sé, me viene solita sin siquiera pensar en ella. Pero en lo que concierne a tantas otras partes que la amistad conlleva, soy malísimo, por eso me considero a mi mismo como un mal amigo. Muchos argumentos tengo para comprobar mi teoría, por ejemplo, he terminado lejos, muy lejos de aquellos a los que sentí y siento mis hermanos. Están allá, en Sonora y no he estado para ellos en momentos cruciales. Acá estoy, haciéndole a la vida el actor, ja! Buscando escapar y escapar y escapar. Ya se abran dando cuenta de que no es un buen día, no es un buen día para empezar como Serrat diría.
¿Y a que viene todo esto? Pues no sé. Pensaba que he dedicado muchas líneas a ciertas personas y esas ciertas personas nunca se han molestado en pasar por aquí. Ta bien, ¿Pa qué? Digo yo. Aunque sería lindo que un día pasaran y se encontraran en alguna frase, alguna palabra. El que les dedique mis palabras no quiere decir que lo haga por ellos, lo hago por mí. Egoísta, otra de mis virtudes como mal amigo. ¿Cuándo te das cuenta de que no sirves para eso de la amistad o las relaciones humanas? Pos cuando es viernes por la tarde y tienes ganas de tomar una cerveza por ahí y revisas los contactos en tu celular y te das cuenta de que no tienes a nadie a quien llamar. ¡Ah que soledad esta que te da de cachetadas cuando menos lo piensas! Y es inevitable que venga a mi memoria aquella tarde en la que pasé horas abrazado a los brazos de mi padre llorando inconsolable mientras me lamentaba por no tener amigos. Si me hubiera fijado bien desde entonces sabría que aquel episodio era una especie de premonición, lo que el destino o mi personalidad me iba cocinando para días futuros. Hoy no me suelto a llorar, hasta cierto punto encuentro placentera la soledad, pero los fines de semana siente uno el hueco. ¿Será que hablo de los amigos? ¿Hablo de mí? ¿Hablo de ella? ¿Hablo de los dos?
Aquello del efecto retardado es común en mí. Me enterré un filoso cuchillo hace algunos meses y apenas antier empezó a doler y a sangrar la herida. Yo que pensaba que ya la había librado, que estaba tranquilo, que lo peor había pasado. Ahora resulta que lo peor apenas empieza. Sí, así soy de lento. ¡Ah pero algunas buenas decisiones tomé antes de que la herida comenzara a doler! Tracé una línea que no quiero cruzar de regreso. Aquellos círculos que no cerré a su debido tiempo los cierro ahora y de golpe, no tengo que retroceder, los cierro desde acá. Ahora solo queda no esperar. Exacto, no esperar. No quiero esperar absolutamente nada. No quiero ni buscar.
Y ella, los amigos, ellos, ellas, aquellos, seguirán sin pasar por aquí y seguirán sin darse cuenta de lo importante que son en mis días, en mis noches, sobre todo en mis noches de sueños que son mis realidades matutinas.
No creo que sea una buena idea escribir acá después de haber bebido unas cuantas copas. Así que hay va un consejo: Si tomas, no postées.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

A mi escuela, Centro Universitario de Teatro (CUT), UNAM:


Diría tajante, en su clase de las ocho de la mañana, en medio de compases y notas musicales, nuestro querido y estimado Maestro Rorro: "No es justo, pero es real". Sigue reverberando en mi aquella frase que nos hizo enfadar y reír al mismo tiempo. Hoy hago mías sus palabras y con el dolor de mi corazón se las repito, haciendo referencia a la terrible situación que vive nuestra escuela: "No es justo, pero es real" Y ahí está, como un espectador más, nuestro también muy querido Maestro Retes, justo al centro del conflicto viendo como la escuela que tanto amó y en la que dejó los últimos años de su vida se convierte en una pequeñísima escena de lo que es hoy nuestro país.

No sé, la verdad, mucho de sindicatos, pero algo me enseñó el CUT de teatro. Pasé los cuatro años de mi carrera siempre al lado de Francisco Álvarez, Pancho, pa los cuates. Aprendí en la práctica con él, una de las bases más importantes del teatro; el trabajo en equipo donde todos hacen todo, igual terminas bañado en pintura negra pintando el foro que cargando reflectores o con un dedo negro por aprender a usar el martillo. Sí, la formación de los actores también es esa, Pancho dijo en la primera clase: He visto tantas actrices haciendo una escena en la que les toca barrer y no saben como agarrar la escoba. No sé de sindicatos, pero sé lo que es la pasión por el teatro, sé que Pancho vive con ella como nosotros los ex-alumnos, alumnos y maestros. Esa pasión que compartimos y nos une, nos separa de ellos.


¿En qué momento se volvieron la base de nuestras pláticas en las reuniones? ¿Cuántas historias sabemos? ¿Cuando llegamos al punto de escoger un teatro basándonos en su planta técnica? ¿Cuántas veces han puesto en riesgo la vida de otros colegas, actores? Muchas anécdotas van y vienen en su cabeza, estoy seguro. ¿Y por qué hemos permitido que nuestros teatros sean secuestrados, como está ahora nuestra escuela? Tenemos que darnos cuenta que los sindicalisados en nuestros teatros, no son un problema menor. Ningún secreto es, que ellos se llevan un gran porcentaje del presupuesto asignado al teatro mexicano, que muchos no están capacitados para realizar sus labores, porque sus estructuras sindicales les permiten moverse de un puesto a otro fácilmente, hacen de sus lugares de trabajo sus salas de televisión o muy comúnmente dormitorios. No se puede decir que son todos, pero sí desgraciadamente la mayoría. Habría que enseñarles tantas cosas, tendrían que pasar también por una formación especializada. Son ellos, para decirlo en términos futbolísticos, el jugador número doce y se parecen más al portero del arco rival.

Y así está nuestro país, repleto de políticos mediocres que no se cansan de mentir y de robar. De promulgar leyes para su beneficio y el de sus compadres, que no ven los problemas reales porque se ocupan de acumular fortunas y poder. Y camina, sí, pero con su respectivo "lubricante". ¿Para qué decir?, ¿para que armar borlote?, el "lubricante" lo soluciona todo. Y continúan con el saqueo sin vergüenza, constantes recortes a los presupuestos de cultura porque no es prioridad. - ¿Le cortamos el presupuesto a la UNAM?, ¡Pero cómo no, señor diputado, mientras menos sepan, mejor! - ¿Le cortamos el presupuesto a la cultura?, ¡Pero claro, señor presidente! Pues sí ¿no?, ¿cómo pa que sirve eso o qué? - Y así se la campechanean, ¡agusto! a costa de los que les seguimos pagando con nuestros impuestos sus indispensables comodidades.

Y aquí estamos ahora los cuteros, agregándonos a la lista de mexicanos víctimas de años y años de ignorancia, estupidez, ambición y mediocridad.

Que nos sirva esto para despertar, para refrendar la esencia de nuestra profesión, para gritar desde los escenarios, desde las plazas o las banquetas. ¡Éso es lo que hemos escogido hacer, es lo que sabemos hacer mejor!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Monosapiens

No acostumbro postear cosas que no son mías, pero creo que de ahora en adelante lo haré de vez en cuando. En afán de contribuir al enriquecimiento humorístico de este clownparallevar, les comparto: "El PAN es cultura" por Helguera y Hernández, dos reconocidos moneros de México. Visiten su sitio, escalofriantemente divertido. De veras que ya no sabe uno si reír o llorar.




lunes, 21 de septiembre de 2009

De la vida diaria...

Han de saber, hijos míos, queridísimos lectores, que vivo en el Distrito Federal, seguramente muchos de ustedes ya lo sabían y probablemente algunos lo ignoraban, así que ya quedó claro que soy de esos habladores que se vinieron a contribuir con el centralismo y a privar a Sonora, mi estado, de grandes talentos, como lo hizo por ejemplo, Ana Gabriela Guevara o el buen Chobi, o en su tiempo Don Álvaro Obregón o el Yahir. Sin duda, todos ellos grandes personalidades que hemos dejando nuestro estado en busca de nuevos horizontes. Me incluyo sí, ¿Por qué? Pos porque sí, porque yo me tomo la molestia de escribirles y chismearles, cuando ustedes escriban un blog, se incluyen también y se echan porras, ¿que no? Decía que vivo en la enorme, encantadora, contaminada y atiborrada Ciudad de México, mejor conocida como: "¡el dee efeeee, hijo!" o "La Ciudad de la Esperanza" o conocida también en algunos lugares de la república como: "Mexicalpan de las Tunas", "Guacholandia", "Chilangolandia", etc., etc., etc.
Vivo en el deee efeeee, hijooo, y tengo la suerte de tener una hermana mayor que es medio ducha para aquello de las negociaciones cuando le da la gana y se pone abusada, ¿no? Así que antes de su matrimonio con el jotolingo gachupín de mi cuñado, vivía aquí, en el mismo departamento desde donde les escribo casi siempre, y que ella encontró por algún anuncio, clasificado, no lo sé, no participé en la búsqueda. El caso es que encontró un lugarcín bastante amplio, cuatro cuartos, muy agusto. Han pasado por este lugar singulares personalidades, como mi hermana menor y músicos que la acompañan, Caro, mejor conocida como "La Chilena" en honor a su nacionalidad, Regina, etc. Hoy vivimos aquí, mi primo David y músicos que lo acompañan y yo. Es un depita con una distribución peculiar, si les interesan los detalles comuníquense con mi hermanita la arquitecta, que ella les explicará con mucho más claridad, la encuentran en su blog: http://www.enconsonancia.blogspot.com/, díganle que van de mi parte. La cosa es que es un edificio viejito y sus depas están hechos de forma que los techos son bastante altos, tan altos en los cuartos que al dueño se le ocurrió la brillante idea de hacer un tapanco en cada uno, de manera que ahora, son prácticamente cuatro cuartos y no dos como en sus orígenes. Así, mi primo tiene dos y yo otras dos habitaciones. Yo uso mi cuarto de arriba como mis habitaciones para pernoctar y algunos otros particulares, la habitación de abajo, que es prácticamente un sótano, es mi humilde estudio de audio, oficina, biblioteca y bodega. Cuando mi primo tenga blog, le digo que les cuente como es su distribución, ¿va? En mi sótano paso la mayor parte del tiempo y cómo se imaginarán fue seleccionado pensando sobre todo, en su característica silenciosa. Si bien carece de luz, porque no tiene ventanas, carece también de ruido. Y es ahí donde comienzan los problemas y la razón por la que les cuento todo esto. A la hora de trabajar no hay ningún problema, puedo mantener la música que escucho mientras escribo al volumen que me apetezca. La cosa es que acá, en "La Ciudad de la Esperanza" el servicio de recolección de basura, es literalmente, una basura. Estoy pensando seriamente en un arranque de hacerle honor a mi segundo apellido, Martins, escribirle una carta al carnal Marcelo para que en el nombre de dios, así como nuestro compatriota del atentado al metro, haga algo por mejorar el servicio. El camión recolector pasa, como diría mi hermana la Fer, a las once, doce, una, una y media o como diría mi apá, a la hora que puede, quiere y le da la gana. Y pensarán ustedes lectores hermosillenses: ¡Ádio! Pos que pase a la hora que tenga que pasar, ¿que no?. Pos no, porque en mi natal Hermosillo el camión pasa y los amables trabajadores bajan del camión y cargan nuestros botes hasta el camión donde lo vacían y después en un acto heroico y de absoluta generosidad regresan el bote a donde estaba o en el peor de los casos mas o menos cerquita. Acá, en chilangolandia uno tiene que estar atento al sonar de la campana para salir echo la chingada a corretear el camión, hacer una fila como la de las tortillas, oler la basura de los vecinos y después recibir el regaño del trabajador que dice si es mucha o muy apestosa, él mismo la separa mientras los demás esperan y observan, siente uno que están sacando sus calzones pa que los vecinos los conozcan. Eso pasa si tienes la fortuna de escuchar la campanita, pero si tienes un estudio al que no le entra el ruido, puedes irte olvidando de sacar la basura todos los días y de mantener el hogar oliendo a la comida de la semana pasada. Es sin duda un servicio pensado para los que más tienen y no hablo de basura, sino de dinero, porque ni crean que ve uno a los ejecutivos o los actores, que algunos hay en esta colonia, sacando la basura, no. Cargan las bolsas y los botes los trabajadores del hogar, aquellos que tienen la oportunidad de estar pendientes del tin-tan de la campana.

Buscando la solución a mi problema encontré que lo único que podía hacer era traer mi computadora a la mesa del comedor desde donde ahora escribo, es aquí, el mejor lugar para escuchar la mentada campanita, siempre y cuando mantenga bajo el volumen de la música. Y así, llevo una semana escribiendo desde acá sin escuchar nunca el repiquetear del badajo. Pensé entonces sentarme en la esquina entre las once y las dos de la tarde. Sacar una sillita de plástico, llevarme una sombrilla, mis audifonos y un libro, para de una vez por todas deshacerme de las bolsas negras. Estaba decidido a emprender la misión cuando me topé con una nota en el periódico explicando por qué los camiones recolectores habían interrumpido el servicio; el camino al tiradero está inundado y los camiones no pueden vaciar su contenido. No logro distinguir la emoción que sentí en aquel momento, alegría, frustración o esperanza. Se desconoce todavía cuando recorrerán nuevamente las calles de la colonia y por lo tanto desconozco el día en que regresaré a escribir desde mi cueva, mi silenciosa y oscura cueva.

jueves, 17 de septiembre de 2009

¡Viva México!

Desde el primer día de Septiembre uno empieza a sentir el despertar del espíritu patriota que vive en nuestros corazones. Las calles se tiñen tricoloras, el tequila fluye y todos los eventos a realizarse durante el mes giran en torno al cumpleaños de la patria. Y aunque nuestros políticos se han encargado de que el mes inicie de la manera más aburrida posible, con el informe de gobierno, los que sí queremos a nuestra nación nos ocupamos de refrendar los lazos que nos hermanan como mexicanos y de homenajear a nuestros mártires. Una vez llegado el día quince nos disponemos a festejar, compramos tequila, comemos pozole, sopes, enchiladas y nos reunimos para ver por televisión o en vivo el grito de nuestro queridísimo presidente, al que le agradezco que este año no haya alargo el grito poniéndole crema a sus tacos, como lo hacía don Chente Fox, al que nomás le hacía falta gritar: ¡Viva mi rancho en Guanajuato! ¡Viva las botas de charol! Si el padre Hidalgo se hubiera tardado tanto dando el grito, seguro una bala lo hubiera ultimado, como dicen ahora los reporteros de televisa pa suavisar asesinado, antes de lo previsto.

Así pues, las primeras horas del día quince las dediqué a planear lo que sería el festejo por la noche y como siempre me ocurre a mí, que soy un pésimo organizador, a las ocho de la noche no había logrado concretar nada. Pensaba que tal vez pasaría el día quince con la bacanora que no se raja, pero finalmente ocho y media llegó una invitación que no pude rechazar. Me puse mis botas y camisa vaquera, que si bien no es lo mexicano típico es parte del México donde yo nací. Eramos pocos al inicio, se autodenominó la fiesta de los que no tenían plan, desde ahí la cosa se fue desfigurando. Situados en la delegación Coyoacán, salimos a ver los fuegos artificiales a la plaza, donde recordé a los mexicanos en Europa, indignados porque la imagen en el extranjero del mexicano es la del bigotón con zarape, borracho con tequila y un sombrerón. Así vi cientos en la plaza aquella trágica noche. Al regreso la lluvia arreció y los empedrados coyoacanescos hacían resvalar mis botas con facilidad, empapados pero con ánimo de festejar llegamos de nuevo a la casa donde estaríamos las siguientes tres o cuatro horas. Mientras bebía mi respectiva cervecita veía la lluvia caer con fuerza y recordaba a nuestros héroes nacionales, las batallas que habían librado, las traiciones, los rencores y todo lo que hicieron para que hoy nuestro país sea lo que es. Una comunidad de hermanos que viven en paz y en sana convivencia, como la que se iba dando mientras lanzábamos vivas y decíamos salud en aquella pequeña fiesta.

El reloj coqueteaba con las cuatro de la mañana y nosotros con la idea de regresar a nuestros respectivos hogares y fue en ese momento de la retirada cuando tomamos otra decisión que nos enfilaba cada vez más vertiginosamente hacia la tragedia. Un compañero de batallas se me acercó y me dijo: tengo unos cuetes que me vendió un amigo... ¿los tronamos? Todavía no decía que sí a la tentadora idea cuando ya estaba otro compañero de regimiento con el encendedor en la mano. Salimos presurosos a la calle y buscamos una esquina desierta que encontramos con facilidad. Recordaba mis tiempos de chamaco en Hermosillo, cuando los primos nos dedicábamos gran parte de la fiesta a tronar cuetes. Tronamos el primero y mientras lo festejábamos, seis o cinco o siete compatriotas, no sé, estaba muy oscuro, se acercaron a nosotros en evidente estado de ebriedad, cosa que compartíamos además de la nacionalidad y con violencia exacerbada antes de que pudiera gritar: ¡Compatriotas! ya estaba yo bajo los puños de un hermano de sangre y cuando logré dejar en el piso la chamarra que llevaba entre los brazos noté que a uno de mis compañeros estaba bajo los puños de ¡varios! compatriotas. Mi naturaleza me traicionó en ese momento, al ver que mi colega sucumbía ante los golpes furiosos de aquellos violentos mexicanos, en lugar de lanzarme al contra ataque me lancé, como mi compañero diría más tarde: "Emabajador pacifísta de la ONU" y así me fue: ¡Paisanos, ¡TRACAS! no caigamos... ¡PUM! ¡PALOS! ¡MOCOS! en provo..¡MOLES! caciones! Me repartieron otra tanda de mexicanos golpes y me ví obligado a emprender la retirada que hubiera sido fallida de no haber sido porque mi contrincante era como del calibre de mi querido Tino Carstens, que después de perserguirme dos metros se rindió, ¡ha pero que mano tan pesadita tenía!, igualito que la de Tino con los impuestos.

Cuando algo así ocurre siempre hay alguien al que le va peor. Yo no fui ese amá, a mi nomás me dejaron con un dolor en la cara cual si fuera de muelas, pero sin sangre y sin marcas. Estoy bien amá, estoy bien. A uno de mis compañeros de batalla, a ese que le echaron montón, a ese si le dejaron el ojo de cotorra y múltiples moretones. Habrán notado al principio del relato que eramos tres los que salimos a aquella esquina golpeadora, sí, así fue. El tercero fue el más listo, se mantuvo al margen y prefirió salvaguardar su integridad, cosa que aplaudo. ¿Que si noquié alguno? ¡Nombre! Con la oscuridad, las botas resbalosas y el intempestivo ataque ni tiempo me dio de gritar: ¡En la cara no, que soy actor!

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Dos por ciento más. Total, dijo la sumadora.


Para los que me conocen no es ningún secreto mi absoluta ignorancia en materia financiera internacional, nacional, local o individual. No me puedo considerar si quiera hábil en materia numérica. Lo siento, no fui al ITAM, fui a la UNAM donde poco tuvieron que ver mis estudios en materia económica. Soy del noventa por ciento de la población que pone cara de "Juanito" cuando inicia la sección de finanzas en el noticiero; Los cetes bajaron, la bilirrubina subió, la tasa fija se movió y basta ver la foto de Tino en la portada de hoy de la Jornada para saber que la inflación es de lo más grave en el país.



Siempre que de Tino se trata, le digo así de cariño a nuestro estimadísimo Secretario de Hacienda, lo imagino, no logro todavía saber por qué, sentado en un restaurante de Polanco, de esos argentinos baratitos, con un churrasco de kilo y medio, un mantel abrochado al cuello y con la boquita esa chiquita que tiene, abriéndose como la quijada de un tiburón que se disloca al momento de morder para abarcar la mayor cantidad de carne posible para no dejar escapar a su presa, mientras mastica con la boquita abierta, ligeramente embarrada en su periferia de chimichurri, piensa en la situación de pobreza y marginación que viven miles de mexicanos. Después de una hora sentado a la mesa y después del respectivo coñaquito para el desempanze, que pareciera no tener remedio, pide la cuenta y se ve enormemente sorprendido por el costo de su carnita, es ahí donde descifra el enigma, como Dr. House y su inseparable amigo Wilson, en este caso Tino y su inseparable amigo el churrasco. Al ver la cuenta, decía, se sorprende y exclama:


-¡No es posible, está baratísimo! ¡Yo pagaría el doble por este jugoso y exquisito churrasco, che! - Y así piensa que, si el pagaría el doble, cualquiera pagaría el dos por ciento más, ¡claro! No fui al ITAM, pero eso lo puedo entender perfectamente, tiene lógica. Digo, porque ¿Qué es el dos por ciento más? ¡Nada, hombre! ¡Una bagatela! Además Tino dijo con enorme sabiduría y lógica inquebrantable, es el impuesto contra la pobreza, de ayudar a los pobres se trata. Y uno, que no fue al ITAM, piensa: claro, le van a cobrar a los que más tienen para dárselo a los que menos tienen, ¡más no! Burdo e ignorante pensamiento, ¡lógica idiota! ¡no! Se trata de cobrarles a todos, temporalmente por supuesto, el dos por ciento más, y todos es todos sí. Tu, querido y curioso lector pagarás a partir del 2010, dos por ciento más por el servicio de internet pa que puedas seguir chismeando en tu facebook, tener esas charlas tan importantes en msn y leer de vez en cuando a este analfabeta numérico. Una vez más, Tino y nuestro queridísimo presidente asombran con su inteligencia, me tomaré un renglón para explicarles en palabras sencillas la abrumadora lógica: Si todos pagamos el dos por ciento más de todo, será mayor la recaudación para apoyar programas sociales, claro, porque son muy poquitos en este país los que más tienen. Sencillo ¿no? ¿Cómo no se nos había ocurrido antes?


Otra de las razones, además de la crisis económica, es una sorpresa que estoy a punto de revelarles. ¿Por qué el dos por ciento y no el tres o el uno punto cinco, o el uno punto nueve? Fácil, porque este impuesto es además parte importante de los festejos del Bicentenario, ¿a poco creían que era casualidad lo del dos? Que mejor manera de festejar doscientos años de impuestos con un dos por ciento más.


Ya con ésta me despido por hoy. Me permito hacer una atenta y atrevida recomendación a mi estimado Tino: Estimado Dr. Tino Carstens: Le extiendo antes que nada, mi mano con un saludo enjundioso lleno de entusiasmo y apoyo. Me permito también por este medio, hacer de su conocimiento la preocupación de cientos de mexicanos que me han encomendado la atrevida misión de escribir ésta carta, la enorme preocupación, decía, sobre su delicado estado de salud. Le recomendamos tener una reunión a la brevedad con el Sr. Secretario de Salud para que de inmediato le aplique a usted el plan DN-3 y revierta su delicada situación. De verdad, no es una cuestión de vanidad es una cuestión de salud, pregúntele al secretario, más vale prevenimss. Dios guarde la hora, como diría mi abuela, que dios la tenga en su santa gloria, vaya usted a tener un contratiempo médico en medio de tan dura crisis, ¿Qué haríamos sin usted? Es usted quién lleva en esta tormenta, el timón del barco que comienza a hundirse desde la proa donde casualmente está usted parado.


sábado, 5 de septiembre de 2009

¡Viernes con Bacanora!


Heme aquí en viernes por la noche, frente a la pantalla paciente de la “Bacanora” que así se llama la compu, no es fanatismo ni exageración, si algún día me encuentro en el aeropuerto y la llevo conmigo al bajar las maletas, no quiero tener que gritarle a mi acompañante hasta el otro lado de la sala de espera, en medio de las multitudes: ¡¿Dónde está la computadoraaa?! Prefiero gritar: ¡¿Dónde está la Bacanoraaa?! Esto por motivos de seguridad, los que viven en el D.F. saben a lo que me refiero. Aunque probablemente no sería muy buena idea gritar: ¡¿Dónde está la Bacanoraaaa?! en el aeropuerto de Hermosillo, incluso sería mucho más peligroso. Pero decía que estoy aquí frente a mi querida amiga inseparable, recién aliviada, por cierto. Como diría Jorgito en dos tipos de cuidado: “…de un antiguo mal que minaba su existencia…”. Sí, un día se me ocurrió la ambiciosa y mediocre idea de hacerle un transplante de rostro. Instalé un programa que cambia la imagen de Windows Vista por la imagen de la Mac y a los dos días ¡Güevos! sacó humo por las bocinas, me dijo ¡huele mi shampoo, túpida! y me privó de su indispensable presencia al despertar todas las mañanas a su lado. Es otra de las razones por las que no escribí durante algunas días y por lo que ahora escribo más seguido, ¡se me quemaban las yemas! Total que después de abusivas cotizaciones por su reparación, decidí lanzarme a la aventura de hacerlo yo mismo, ¡sí señor! Fue como una operación a corazón abierto solo que no había doctores, estaba yo con mi amada en brazos mientras su vida pendía de un frágil hilo y yo, el costurero inexperto había de hacer los remiendos para arrancarla de las desgarradoras garras de la muerte. Coloqué entonces el CD-ROM de recuperación que venía en su empaque, di clic en aceptar y en una hora estaba tal y como cuando la saque del paquete. Una operación delicada sin duda, imagínense que había un señor que me cobraba novecientos pesitos por realizar tan ardua tarea, afortunadamente mi pequeño intelecto me dio para realizarla y ahorrarme ese dinerito que usaré para comprar unas flores para colocar en la sala de recuperación, mientras Bacanora se alivia al cien por ciento.

De un trancazo y sin pensarlo les solté toda la historia de mi amada cuando había empezado en tono reflexivo y romántico rallando en lo mamón. Heme aquí un Viernes por la noche, mientras los enamorados se alistan para salir con sus otros enamorados a la fiesta obligatoria que viene incluida con este tan alegre día para todo aquel estudiante de una secundaria de gobierno. Así pues, mientras los mushashos le dan bola a las botas, llenan las hieleras y le piden a su amá que les planche la camisa, las mushashas van de un extremo a otro de su cuarto aventando ropa, poniéndose cremas, pinturas, se planchan, secan, rizan y resecan y replanchan el cabello, por cierto que no hemos visto generaciones de mujeres que hayan usado esos aparatos y tengan ochenta años, veremos si todavía para esa edad conservan el pelo después de hacerse tanta cosa. Todo este ritual por unas cuantas horas de desenfrenado baile , coqueteo, borrachera, gritos, moquetes, guacareadas, etc. Yo no amá, yo me quedo aquí, en casita, con mi Bacanora. Y mañana cuando amanezcan deseando tragarse la presa de Hermosillo, medio vacía por cierto desde hace algunos sexenios cuando nuestro gobernador ejemplar, la vació pa estrenar el canalito que atraviesa la ciudad, o el Cutzamala si es que algo le queda, cuando tengan ganas de beberse todos los clamatos existentes en los oxxos , se hinquen en las carretas de mariscos implorando un coctel de camarón y manden mensajes para pedir perdón por todas aquellas llamadas, mensajitos típicos de las tres de la mañana ya que la cheve comienza acabarse, cuando estén en esas, se acordarán de mí, que veré los programas de la tele que todo mundo se pierde y que mañana me levantaré fresco y alechugado a leer los periódicos.

No es por nada, pero si no tuviera esta pinche infección en la garganta que me hace sentir agujas cada vez que trago saliva, chanse me animaba y los acompañaba, nomás acompañaba. Por suerte mi doctor me ha tratado ya y después de inyectarme me dio algunas pastillas. ¿Alguna vez han buscado en la implacable Wikipedia que son y pa que sirven las pastillas que el doctor les receta? Se sorprenderán. Yo me enteré ayer, que a la vez que soy tratado para no se que bacteria en la garganta, soy tratado además para la sífilis, gonorrea y una lista interminable de enfermedades de transmisión sexual. Míra, dije, pos ta bien, por si acaso, digo… solo por si acaso.
Estaba a punto de salvar el .doc cuando recordé que por órdenes expresas de mi amá, toda publicación tendrá que llevar, de ahora en adelante, una imagen que la acompañe, elo monda que no tenga nada que ver.

Si estás leyendo esto en facebook revisa la publicación original en: http://www.clownparallevar.blogspot.com/ además puedes leer las publicaciones anteriores, si quieres, digo. Si estás leyendo esto en el blog pos ya lo sabes, por lo tanto ignora este mensaje.

jueves, 3 de septiembre de 2009

¿Facebook o no Facebook?

Sorprendido estoy ahora con la enorme, enorme cantidad de comments que suceden estas publicaciones, claro está que con “enorme cantidad” quiero decir: dos comments. Y además de sorprendido me embarga un sentimiento de frustración, pues no sé como contestar, así que empiezo hoy agradeciendo los comments con los que han perdido, en su mayoría, treinta segundos de su valioso tiempo para aportar algo a este espacio. La frustración me embarga también porque estos, los comments, dicen cualquier cosa menos la duda que lancé en el post pasado, ¿se acuerdan?: ¿Facebook o no Facebook?
Terminaba la publicación pasada precisamente planteando ésta cuestión, había descubierto una forma de que las publicaciones aquí publicadas, valga la expresión, se publiquen simultáneamente en Facebook. Hasta antes de empezar esto que ahora escribo no estaba seguro de querer hacerlo, pero creo que me arriesgaré un poco y probaré suerte, así que ahora tu, sí tu, que lees esto desde Facebook porque me tienes agregado a tus amigos y no tenías nada que hacer o estás en la oficina y no quieres tener nada que hacer, deberías saber que escribo desde hace algún tiempo en un blog llamado pretenciosamente www.clownparallevar.blogspot.com, ahí puedes revisar todo lo que hay en el archivo y escuchar algo de lo que para mí es buena música. Ahora, si tu eres de los que está leyendo esto desde clownparallevar, porque en tu oficina está bloqueado el facebook o simplemente porque ya eres un lector asiduo de este blog, cosa que dudo mucho, no debes preocuparte, las publicaciones seguirán apareciendo aquí y simultáneamente en facebook. ¿Facebook o no Facebook? Pos sí Facebook desde hoy, ni modo, en estos tiempos tiene uno que evolucionar con lo que va llegando porque si no se pone medio difícil. Ora resulta que esta red social es como el acta de nacimiento, o la tienes o no existes, así que después de tanto resistirme aquí estoy, vamos a ver que pasa, confieso que podría auto eliminarme a la primer desilusión, estoy todavía en una cuerda muy flojita, delgadita o como diría mi hermana y ahora la güera… cheeequeeta la cuerdita…
Y dirán ustedes después de leer esto; que a toda madre, este cabrón escribió hace dos semanas y ahora no suelta chisme, puro facebook y nada de chuqui. Aunque dudo que alguna vez haya chuqui puedo reconocer que chisme sí, de vez en cuando. Viajé hace dos jueves a mi querido estado de Sonora a dar una función de la patria, cada vez mas torcida. Pobre de mí, después de Mazatlán y Veracruz ora me tocó sufrir en San Carlos, Nuevo Guaymas. Imaginarán ustedes que fue espantoso estar un fin de semana en la playa con un calorón, unas cheves y la güera. Y luego dije, pos ya estoy aquí, pos ni modo, me voy a tener que quedar toda la semana ¿y que creen? Pos me quedé, una semanita de 48°C, bien bonitos. Y como era lógico, llegando, llegando al de efe, tómala, infección en la garganta, pero de las buenas, de inyección y toda la cosa. Pos sí, con la lluviecita y el friíto acá, nimoo que no. Ya fui al doctor amá.
No puedo negar que todos estos días que me mantuve alejado del clownparallevar pensé siempre en ustedes, mis tres lectores asiduos. Hasta hice mis notas de lo que quería escribir, pero creo que esas notas se quedaron en el short con el que me metí al mar, ya se imaginarán que por más que quiera, no consigo descifrarlas. Me acuerdo que algo les iba a contar de un capitán que durante mi vuelo a Sonora me dejó tomarme unas fotos en la cabina, ¡en su asiento! Misma fotografía que no puedo publicar y no crean que exagero, fue publicada por ahí y trajo algunas consecuencias, así de buena estaba la foto. Algo decían mis notas del chamaco éste de catorce años que mato a golpes a un niño de cuatro por burlase de él. Y yo digo, un país de maestros reprobados, que arregla las cosas a balazos, ¿debería sorprenderse?

martes, 18 de agosto de 2009

¿Bueeeno?

¿Y que hace uno cuando quiere hablar con alguien? Pos muy fácil, cojes el móvil, como diría mi cuñado el gachupín, buscas el nombre o apodo, según como guarde sus contactos cada quién y le aplastas el botoncito verde de “llamar”… tuuu… tuuu… ¿bueno?, ó ¿si?, u ¿hola?, depende de cómo conteste cada quién, escucharas del otro lado una voz masculina o femenina, depende de a quién hayas llamado y posteriormente uno que ha marcado dispuesto a gastarse su saldo iniciará la llamada con el protocolo obligatorio del ¿cómo estás?, ¿interrumpo?, ¡que bueno que te encuentro!, en fin, todo ese protocolo que la verdad a mi me da una güeva terrible pero que la mayoría de las veces estoy obligado a seguir. Todo esto sucede cuando decides hablar con alguien, claro, cuando te contesta.

La era de los teléfonos celulares ha traído con todos sus beneficios una serie de angustias terribles para nosotros los que tenemos corazón de pollo. Recuerdo aquellos días, de los que me tocaron pocos, cuando uno marcaba el teléfono y si no te contestaban era simple y sencillamente porque no había nadie en casa o porque quién estaba no había alcanzado a escuchar el ¡ring!, eran pocos aquellos que decidían no contestar ante la incertidumbre que provocaba desconocer quién era aquella persona que llamaba. Pero hoy esa incertidumbre no existe más. Hoy sabemos, en el noventa por ciento de los casos quién es aquella persona que llama, en algunos casos hasta verás la fotografía de aquel que ha decidido gastarse su saldo para tratar contigo algún asunto o no tratar ninguno y llamar simplemente porque esta en la fila del casting o las tortillas y no encuentra nada mejor que hacer, aunque hace mucho tiempo que yo no recibo ninguna llamada de esa clase. Todo eso es, para aquel que recibe el ¡ring! ó ¡Yo soy tu bomi mamá! ó cualquiera que sea el tono de tu celular, una ventaja. En cuestión de segundos millones de pensamientos se agolpan en la mente; ¿Qué querrá? ¿Por qué me habla a esta hora? ¡Agüevo, chamba! ¡uta que güeva! ¿y eso que me habla? ¡Que bien!, etc. Y después la pregunta obligada: ¿le contesto? Ésta libertad de decisión que da el identificador de llamadas me provoca conflicto a la hora de marcar y sobre todo cuando la decisión del otro es no contestar. Lo peor es que esto provoca otra cadena de pensamientos y conflictos abrumadores: No quiso contestar porque vió mi nombre en el identificador o: no me tiene registrado y no le contesta a desconocidos, no escuchó el: ¡yo soy tu bomi mama¡, está en una reunión, está dormido, está en Rusia y no quiere gastar saldo, no tiene ganas de hablar, esta sentado en el escusado y siente que el olor se transmite también (con la tecnología de hoy no se sabe ya), y como si esto fuera poco las grabaciones de la amble señorita, la secretaria de todos, son ambiguas: “el número telcel, movistar, iusacell, etc. que usted marco se encuentra apagado o fuera del área de servicio” ó “el número celular que usted marco no existe o está ocupado” o “su llamada será desviada al buzón de voz” Así pues, ya no sabes si marcar otra vez, esperar a que el otro te llame, dejar mensaje, tirar el teléfono a la basura e ir a su casa o mandarle un mail.
¡Carajo! Tanto pedo por una llamada que era solo para decir hola.

Ahora, tenemos también en nuestros días la opción práctica y barata de enviar un mensaje de texto, pero aplican exactamente los mismos conflictos abrumadores, agregando el de: ¿tendrá saldo pa contestar? Odio por eso los mensajes que llegan a mi buzón dando por hecho que tengo saldo para contestar. Por eso cuando mando un mensaje lo hago sin esperar respuesta, si llega bien si no, doy por sentado que no tiene saldo.

Pero me puse solito una trampa, la pregunta inicial no se refería al método práctico que emplea uno cuando quiere hablar con alguien, por lo que me doy cuenta ahora que está mal formulada la pregunta, por eso mi cuñado, el jotito gachupín hubiera dando tan lógica respuesta. Me refería más bien al qué hacer cuando siente uno la necesidad de decirle a alguien alguna cosa sin esperar nada a cambio, solo por la necesidad de hacérselo saber. Me pregunto si es ese un acto egoísta, si el decir que no esperas nada a cambio es una protección para evitar salir lastimado por alguna reacción de indiferencia o malestar. Pero como le doy vueltas al asunto ¿no? Pos sí, porque aunque no me lea nadie, puede que solo mis hijos, no puedo andar revelando aquí intimidades tan íntimas. Se supone que es este mi lugar de desahogo pero no puedo dejar pasar que es un desahogo público y a veces se me olvida. ¿Qué hacer? No lo sé, dejaremos que algo pase, poniendo mucha fe en que algo tendrá que pasar.

Hago ya para terminar esto que se ha extendido demasiado, un paréntesis a modo de consulta. Saben los que me conocen que odio las redes sociales, pero he descubierto que hay forma de conectar este blog a una página de facebook para ver si así consigo que alguien lea lo que escribo. Odio la invasión de privacidad que el facebook implica pero estoy considerando la posibilidad. Ustedes que me leen, aunque sean tres, ¿que opinan?

lunes, 10 de agosto de 2009

Los sueños, sueños son.

¿Porqué soñamos lo que soñamos cuando lo soñamos? No tengo la menor idea, ni una pista. Lo que si sé es lo que provocan en mi los sueños que sueño cuando sueño. A diferencia de algunos que hablan de sus sueños como algo abstracto que no ven nítidamente yo si los veo ¡clarito, clarito! Y dirán ustedes, amaneció soñador el muchacho, pos sí, amanecí soñador desde hace algunas semanas, supongo que se ha debido al cambio que se ha dado en mi vida, regresar al estado de soledad natural con el que venimos los seres humanos al mundo después de algunos años resulta que despeja la mente, libera la mirada, el pensamiento y en mi caso, libera los sueños. Y que manera de despertar sintiendo que te han dado de cachetadas toda la noche después de sueños tan claritos y perturbadores. Algo tenía que decir de los sueños después de estos que he tenido. Si pensaban ustedes que se los iba a contar se han equivocado rotundamente, podré contar intimidades en este blog, pero ciertas intimidades, no queremos convertir este espacio en un tv notas de un no famoso, no imagino cosa más aburrida.

Ahora romperé el romanticismo soñador, como se me rompió a mi después de soñar tan lindo con una persona que conozco hace muchos años, desperté con una sonrisa en la cara, descansando y tranquilo, fui a la cocina, me preparé el obligado cafecito, me senté a la computadora a mi lectura acostumbrada de los periódicos electrónicos y lo primero que se posa ante mis ojos son dos pickup´s que colisionaron, uno de ellos quedó llantas pa arriba, en las calles Nayarit y Reyes, en Hermosillo. Sí, así se rompió aquella mañana que había empezado tan bien y así se rompe también esto sobre los sueños, que no empieza tan bien, de entrada con el fusil del clásico español. Aquella fotografía se quedó dando vueltas en mi cabeza y produjo que soñara despierto esto que les comparto:

Instrucciones para volcar un pickup en la ciudad. Lo primero que necesitamos es un pickup, después una ciudad y por último, lo más importante, un idiota. Atención aunque es lo más común, no necesariamente el idiota es aquel que conduce el pickup, podría ser también aquel peatón, distraído e idiota que cruza la calle sin fijarse o aquel otro conductor idiota de aquel otro pickup idiota que se pasa un semáforo en rojo o aquella muchacha nalgona e idiota que va por la banqueta mostrando sus atributos. Todas son opciones viables de idiotez aunque yo me quedo con el idiota del conductor del pickup idiota volcado en una calle pequeña e idiota. Y ahora súbitamente se aclaró mi mente después de la volcadura y pienso ahora que es muy probable que mis sueños sean idiotas, resultados de dormidas idiotas, de una cama idiota, de una almohada idiota y de este idiota que solo piensa y escribe, sorprendentemente, cosas idiotas. No leas más, podrías terminar como un servidor, idiota.

viernes, 31 de julio de 2009

De pregos, mezcales, excusados e hijos.


Me encontraba yo a las carreras, no es posible estar de otra forma en esta ciudad, haciendo pregos pa los invitados que llegaron a este mi pequeño departamento que se ha convertido en hotel durante estas vacaciones de verano, tíos, tías, primas, primos, novios, amigos, en fin, de todo un poco. Decía que preparaba yo específicamente unos "pregos", sí, me ofendí cuando mi prima les dijo tortas, ¡Pregos! repliqué con la ceja derecha ligeramente levantada, ¡es portugués! Y los pregos vienen al caso porque mientras tenía una mano en el pan y la otra en el bistek mi celular sonó, justo así como la música que escuchas en este momento. Me apresuré a contestar y resultó ser una morra que conocí en Agua Dulce, una oaxaqueña que disque quiere llevar la obra a su estado -taría bueno- le dije, -por fin conocer Oaxaca-. Y así nos vimos pa tomar un café que después se convirtió en cerveza y después en mezcal y después en una fiestecita en casa de unos amigos de ella. Lector querido, querida lectora, te preguntarás porqué cuento ésta historia un tanto aburrida y sin chiste, ¡ah! porque el chiste viene ahora, aunque no es precisamente un chiste, es más bien el "meo yo" del asunto. Después de algunos mezcales y dos o tres indios, como es natural, pedí licencia al arrendatario del departamento para que me permitiera hacer uso de su servicio sanitario. Dos cosas curiosas había en este baño: un espejito justo arriba del deposito colocado de tal forma que se puede uno verse el pitirrín de frente mientras orina, nunca lo había visto desde ese ángulo, y la otra curiosidad que es realmente lo que motiva lo que hoy escribo y por lo que les cuento toda esta historia, es un pequeño cuaderno, colocado justo al lado del espejito, con un título que me sacudió los mezcales: "Notas para tus hijos". Osea que aquellos inquilinos a la hora de sentarse a defecar abren su mente para pensar en aquellas cosas que quisieran decirle a sus hijos o aquellas cosas que quisieran que sus hijos supieran. Fue en ese momento, mientras vaciaba mi vejiga de mezcales y me veía el pilín de frente que me invadió una terrible sensación de irresponsabilidad. Pensaba que esto, el clown para llevar, se ha convertido en un diario público de mi vida, que muy probablemente mis hijos, dentro de algunos añitos, podrán leer todas estas cosas que su padre ha escrito sin pensar en ellos. Así que desde ahora tendré que cuidar más lo que escribo. Aunque en un segundo pensamiento, podría ser que ustedes, hijos míos, que ahora me leen muchos años después de publicada esta nota, tienen... ¿que será...? unos veinte años, mas o menos a esa edad podría interesarles leer esto que su viejo escribe. Pero imaginense, hijos, yo ahora tengo 25 años y tienen el chanse de platicar con su padre cuando tenía su edad, eso tiene que ser interesante. A mi me hubiera gustado conocer a mi padre de morro. Así de ahora en adelante pensaré que todo lo que escriba lo leerán ustedes, hijos míos, y platicaremos pues, como si las computadoras y este blog fuera nuestra máquina del tiempo.

sábado, 25 de julio de 2009

La Patria en Sinaloa y Veracruz.



¿Y ustedes que dijeron? ¿Ay si no? Se entusiasmó una semanita, escribió dos cosas y se olvidó del Clown para llevar. Pos aquí están estas letras pa demostrarles a ustedes mis lectores imaginarios o en el mejor de los casos, mis tres lectores, que no me olvido y que conservo siempre en la memoria e placer que me produce escribir estas líneas. Ésta vez escribo desde Coatzacoalcos, Veracruz, específicamente desde la central de autobuses de ésta ciudad. Y no crean que estoy sentado en un café internet de esos de cincuenta pesos la hora, nomás porque está en una central de autobuses, traigo mi libretita y aprovecho las tres horas que tengo que esperar para tomar mi ADO rumbo a la ciudad de México para contarles que ha sido de mi desde la última vez que escribí.

Por una invitación del ISIC (Instituto Sinaloense de Cultura) la semana pasada fui a dar dos funciones a ese estado, Culiacán y Mazatlán respectivamente. Podría decirles que me fue a toda madre, que los teatros estuvieron casi llenos, que el público aplaudió de pie, pero no, mejor les dejo el link al blog de la obra Patria que nace torcida, para que vean las notas de prensa y se enteren por sus propios ojos. Lo que no hallaran en estas notas es aquella frase que escuche al termino de la función en Culiacán que hizo mi corazoncito vibrar: ¡Viva Sonora! En mis adentros exclamé un intenso y profundo: ¡Agüevo!

¿Y que tiene que ver Sinaloa con Coatzacoalcos? Pos todo y nada, vine también por invitación a dar función de la Patria a un pequeño pueblo veracruzano que colinda con Tabasco, Agua Dulce. Darwin, mi compañero de trabajo que viaja conmigo y que tengo sentado a mi lado ahora mismo tratando de aprenderse un texto cuando son las tres de kla mañana, él y yo coincidimos en que la función de hace unas horas ha sido la que mejor a resultado, era justo ya, siendo la número cuarenta y ocho. Ahora solo nos queda esperar ser recibidos con mariachis y flores en la terminal TAPO del DF, cuando hagamos nuestro arribo, en el mejor de los casos a las dos de la tarde.

Lo del PPD, propuesto en alguna nota pasada, ha sido sin duda alguna un éxito rotundo, recibí un comment (pueden ustedes comprobarlo) de una lect…votante entusiasmada por ver el partido en la boleta durante las elecciones del 2012. ¡Tenemos ya el primer voto, sin spots y sin campaña! ¡Adelante compañeros!

¡Se ve, se siente, mi pelo es menos fuerte!
¡Lo veo, lo siento, ya no tengo pelo!
¡Los pelones, unidos, jamás serán vencidos!

viernes, 10 de julio de 2009

La batalla del 9 de Julio

Ayer decidí internarme en una dura misión hogareña. Nuestra cocina desde hace algunas semanas fue invadida por un plaga de cucarachas diminutas que hacían de las suyas al cobijo de la oscuridad aunque de vez en cuando había una que otra intrépida que a la luz del día asomaba sus intenciones de abalanzarse sobre la pila de platos sucios que se acumulaba sin sesar. Así pues, tome un tapabocas que me sobró para hacer frente a la pandemia del virus de la influenza humana y me lancé a repeler la invasión. Sabía que tenía que flanquearlas y acorralarlas en su propio territorio y para lograrlo había que ir descubriendo cada rincón. Descubro a una diminuta bajo la sombra de una servilleta y logro contener mi instinto asesino, perdonarle la vida momentáneamente e interrogarla para que revele la ubicación exacta de su cuartel. Intenté el teguacanazo y los toques pero se resistió hablar, debo decir que demostró gran coraje, así que cambié de táctica y la dejé ir para seguirla cuidadosamente, sabía que en algún momento tendría que regresar a su regimiento. Finalmente sucedió, levanté un plato viejo en la sima de la alacena y ahí estaban, las tomé por sorpresa mientras sesionaban, seguro planeaban su próximo ataque, que según un informante sería la caja de maizoro sobre el refri. Disparé a quemarropa y sin piedad varias descargas de raid y vi con maquiavélico placer como giraban patas pa´ arriba y morían lentamente. Algunas lograban huir pero no llegarían lejos, sabía que tenían una base detrás del refri y me había ocupado de dejar libre el camino para poder llegar hasta ahí y cubrir la retirada. Después de estar todo el día en sangrienta batalla finalmente logré vencerlas y acepte la rendición después de capturar a la líder y pasarla por las armas.

No sé porque, pero mientras libraba el combate, al descubrir la base central de operaciones de los insectos, no dejaba de acordarme de la famosa lista de guarderías subrogadas, revelar esas lista fue como levantar aquel plato que levanté yo en la sima de la alacena. La pregunta es, así como yo preví la retirada tras el refri y me ocupe de cubrirla, ¿estará cubierta la retirada de tan singulares personajes? ¿dónde encontrarán refugio? Tengo algunas hipótesis, aunque estoy seguro que ellos esperan refugiarse, como casi siempre, en la falta de memoria de un pueblo que han procurado mantener en el rezago educativo.

martes, 7 de julio de 2009

De los partidos y las elecciones....

Y mientras las elecciones en nuestro país son el gran tema y a mi querido estado le llega su hora azul y aterradoramente conservadora, un abrazo para todos mis amigos que querían ir al siguiente nivel, digo ir, porque nunca dijeron si era subir o bajar al siguiente nivel, tal vez por eso el electorado se confundió y prefirió votar por aquel que se autodenominó el número uno, aunque nunca nos dijo de que, porque se puede ser el número uno en muchas cosas. Yo por ejemplo preparo un café buenísimo, podría decir que soy el número uno en mi casa, así, podría resultar que el señor candidato es el número uno en su casa pues tiene la increíble habilidad de doblar su dedo gordo hasta tocar su muñeca o simplemente es el número uno porque tiene complejo de portero.

Leo estos resultados electorales como el resultado de una campaña tramposa en nuestro estado, no puedo hablar a favor de un partido porque no me identifico con ninguno, pero puedo señalar las trampas. Por un lado la cosa de los niveles y los números que siempre me han resultado confusos y en un país con tan deplorable nivel de educación como el nuestro, es probable que resultara confuso para otros. Y por otro lado, un candidato a presidente municipal que gana gracias al apellido del presidente municipal saliente. No habría que desechar la teoría de que el electorado hermosillense, al estar contento con la gestión de su presidente municipal saliente, vota por el de otro partido porque tiene su mismo apellido, pensando que probablemente tenga el mismo talento, o ¿porque no?, sea el mismo que se está reeligiendo, sacrificándose por el bien de la ciudad, como tantos otros gobernantes mexicanos, que antepusieron a su patria antes que el bienestar personal.

Y empezaba yo diciendo que en medio de las elecciones, el golpe de estado en Honduras, los partidos de la decepción mexicana, el calentamiento global, las inundaciones, las narcoejecuciones, etc., etc., en medio de todo esto, estoy yo, quedándome pelón. Y los que me conocen dirán que me tardé en reconocerlo y se equivocan. Mi futuro capilar nunca ha sido un misterio para mí, desde la secundaria apuntaba ya, más bien despuntaba, podría decirse que era el número uno en calvicie entre mis compañeros. Los cepillos, los peines y los geles hace mucho tiempo que dejaron de ser parte de mis artículos personales y aunque he sido víctima de burlas y comentarios despectivos hacia mi pelona, debo decir que esta particularidad me hace pertenecer, si bien no a un partido político, sí a un grupo mayoritario en la sociedad, es la primera vez que pertenezco a un grupo mayoritario, cruza por mi cabeza el formar un partido, que sin duda tendría mayoría en el congreso: el PPD, Partido Pelón Demócrata o el PRP, Partido de la Revolución Pelonera o el PAC, Partido Acción Capilar. Tendríamos entre nuestras propuestas prioritarias el combate al cambio climático que tanta afecta nuestro tejido capilar, por eso de que el sol cada vez pega más fuerte, en lugar de distribuir despensas, repartiríamos gorritas en los mitings, tendríamos que crear la carta magna para los derechos del pelón y tendríamos que cambiar los términos, dejaríamos de ser pelones para ser capilarmente discapacitados o personas de capacidad capilar diferente. Y no puedo dejar de mencionar que la creación de este partido nos dejaría una buena lana, por aquello de que los partidos en este país casi, casi, no dejan dinerito. También habría que tener cuidado de no admitir en las filas de nuestro partido, aquellos pelones que deshonran nuestra condición, aquellos innombrables que han so bajado nuestra condición.

Vamos a ver a dónde llega esta humilde propuesta que no dudo que, si éste blog no fuera el número uno en no ser leído, alcanzaría grandes repercusiones internacionales. No puedo dejar de agradecer a todos aquellos amigos, tías y estilistas que me han aconsejado bien intencionadamente para que logre conservar mi cabellera que en alguna etapa de mi vida fue abundante. Hoy les agradezco y les digo que así estoy bien, que ¡por fin pertenezco a una mayoría!

domingo, 5 de julio de 2009

Pasará...

¿Qué haces cuando necesitas un abrazo? Sacas el celular y buscas en tu directorio nombres y números de personas que encuentras cercanas. Personas a las que sabes que puedes decirles lo que sea o personas a las que no les puedes decir todo pero sabes que aún así te darán el abrazo que tanto esperas. ¿Pero que haces cuando necesitas un abrazo y vives muy lejos de aquellos que pueden dártelo, por lo menos dártelo sin pedir nada a cambio, porque eso aunque suena trillado, es cierto. Hay personas que si esperan algo a cambio. Yo no. Yo no espero nada. No quiero nada de nadie que no venga muy honestamente. Prefiero sentirme mal querido, o no querido, a tener abrazos fingidos. Y mi madre o mi padre me contestarán y dirán que ellos me abrazan siempre y yo contestaré que no necesito que me lo digan, lo sé, se que me abrazan y me quieren, pero a veces uno busca un amor diferente, diferente incluso al de una pareja, busca el cariño y el amor de un amigo, de esos que desde hace algunos años dejé tan lejos y que no dudarían en abrazarme o por lo menos eso creo, un segundo. ¿Y qué si hago público mi sentir? Nadie lee. No es tan interesante, lo sé.

Cuán aturdidos estamos de todo. Cuan aturdidos estamos de personas, de trabajo, de sentimientos, de pensamientos. Como extraño y añoro aquellos días de San Pedro en los que compras carne, unas cheves y comes y pisteas sin esperar ni preguntar nada, donde el atardecer es el protagonista. No hay más, solo aquellos que están, el atardecer, las risas y la cerveza, siempre la cerveza, en sonora siempre la cerveza.

¿Y que tendrá que ver esto con Clown para llevar? Todo y nada. Todo por que es su servilleta quién escribe y nada, por que sí, nada.

En fin, todo esto es un pensamiento en voz alta o letras negras, como les guste más. No estoy mal, pero hace falta que algo suceda, no un avión en reforma o una guardería incendiada, eso es lastimoso y pasa todos los días en este país, ¡pero ya!, quiero que algo pase aquí, en mí. No afuera, no me importan las noticias aunque las veo diario, quiero que algo pase aquí, conmigo, no sé qué, pero algo tendrá que pasar. Camino confiado en que algo pasará, no me sentaré a esperar, soy un convencido de que cuando uno lo provoca las cosas pasan, así que seguiré en la provocación sin esperar que nada suceda. Llegará, una tarde lluviosa y contaminada en esta ciudad, algo pasará.

miércoles, 1 de julio de 2009

Twenty Something

¿Y cuantos días han pasado? ¿Los contaste? Seguramente no. Este espacio para mis letras no ha sido tan importante. Solo se han publicado aquí mis pobres y humildes experiencias. Y no me detuve por la falta de sorpresas, sino por la desidia, otras ocupaciones, etc., etc. La buena noticia es que estoy de vuelta en Clown para llevar, no sé que tan buena o espectacular sea para ti, pero para mí es buena noticia saber que me anímo nuevamente ante la página en blanco y a pesar de que han existido múltiples impulsos para regresar la gota que derrama el vaso ésta lluviosa madrugada es la música extraordinaria de Jamie Cullum, en particular su rola, ésta que escuchas desde que accediste al blog: Twenty Something, definitivamente marca mis veinticinco años.

Y para aquellos que no entienden el inglés ya pueden buscar la letra de la canción en el google y pegarla en el traductor. Digo, nomás digo.


Date una vuelta de vez en cuando, deja tus comentarios, aquí seguiré, contando y contando... uno, dos..

Clown para llevar Radio