viernes, 10 de julio de 2009

La batalla del 9 de Julio

Ayer decidí internarme en una dura misión hogareña. Nuestra cocina desde hace algunas semanas fue invadida por un plaga de cucarachas diminutas que hacían de las suyas al cobijo de la oscuridad aunque de vez en cuando había una que otra intrépida que a la luz del día asomaba sus intenciones de abalanzarse sobre la pila de platos sucios que se acumulaba sin sesar. Así pues, tome un tapabocas que me sobró para hacer frente a la pandemia del virus de la influenza humana y me lancé a repeler la invasión. Sabía que tenía que flanquearlas y acorralarlas en su propio territorio y para lograrlo había que ir descubriendo cada rincón. Descubro a una diminuta bajo la sombra de una servilleta y logro contener mi instinto asesino, perdonarle la vida momentáneamente e interrogarla para que revele la ubicación exacta de su cuartel. Intenté el teguacanazo y los toques pero se resistió hablar, debo decir que demostró gran coraje, así que cambié de táctica y la dejé ir para seguirla cuidadosamente, sabía que en algún momento tendría que regresar a su regimiento. Finalmente sucedió, levanté un plato viejo en la sima de la alacena y ahí estaban, las tomé por sorpresa mientras sesionaban, seguro planeaban su próximo ataque, que según un informante sería la caja de maizoro sobre el refri. Disparé a quemarropa y sin piedad varias descargas de raid y vi con maquiavélico placer como giraban patas pa´ arriba y morían lentamente. Algunas lograban huir pero no llegarían lejos, sabía que tenían una base detrás del refri y me había ocupado de dejar libre el camino para poder llegar hasta ahí y cubrir la retirada. Después de estar todo el día en sangrienta batalla finalmente logré vencerlas y acepte la rendición después de capturar a la líder y pasarla por las armas.

No sé porque, pero mientras libraba el combate, al descubrir la base central de operaciones de los insectos, no dejaba de acordarme de la famosa lista de guarderías subrogadas, revelar esas lista fue como levantar aquel plato que levanté yo en la sima de la alacena. La pregunta es, así como yo preví la retirada tras el refri y me ocupe de cubrirla, ¿estará cubierta la retirada de tan singulares personajes? ¿dónde encontrarán refugio? Tengo algunas hipótesis, aunque estoy seguro que ellos esperan refugiarse, como casi siempre, en la falta de memoria de un pueblo que han procurado mantener en el rezago educativo.

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