sábado, 29 de septiembre de 2012

Dime si hay algo que importe.


Dime si hay algo que importe. Vamos de aquí para allá, nos arrebatamos los momentos. Nos buscamos en los aromas de tardes demasiado transitadas y llenas de ruido. Compartimos el aliento y mezclamos los sabores de vidas pasadas. Dejamos fluir los aires de amor que se esparcen al toque de nuestras miradas. Se esparcen y los dejamos ir. Inflamos el globo del alma y lo reventamos y lo volvemos a inflar. Me descubro a cada paso, cada paso que he dado ahora me descubre. Soy solo una parte de lo que soy, de las sorpresas que llevo guardadas y que tendrán esperar. Esperar como espero yo sin esperar. Detente ahí, solo unos renglones más, quédate ahí. No dejes que las olas de lo cotidiano se lleven tus ojos de acá, que no te harán daño el silencio y las palabras. A mi también los monstruos me persiguen, también me hablan al oído, se instalan a obstruir mis caminos pero se van cuando pierden mi atención. La inigualable honestidad del desabrigo, del calor compartido, de las esencias que se tocan y se enredan y se hablan. Se dicen lo que no podemos escribir, los silencios que vemos equivocadamente como los errores de nuestra conciencia más superficial. Ahí, mientras las almas conversan y se tocan están las verdades más profundas. 

No quepo en ciento ochenta caracteres, tengo varios perfiles y mis letras no son para todos. Si te enseño la ventana y la abres es porque algo hay para ti, no la cierres de inmediato, no prives tu cabello de la brisa, respírala, disfrútala que nada malo habrá de suceder. Hazlo sin prisa y sin perturbaciones, de cualquier modo yo no podré saber si estuviste aquí.

Mis huellas han cubierto las tuyas sobre la arena de mares azules. Azules infinitos donde no podrán topar nunca las dulces sensaciones que me haces sentir.


martes, 17 de abril de 2012

Un teatro lleva el nombre de mi padre.

Padre mío:

Te hablo a ti, para que nos escuchen ellos, los que están sentados en las butacas. Te hablaré de hijo a padre sin tapujos, sin falsas modestias y sin el tan gastado: “está mal que yo lo diga, pero…” Me heredaste ese coraje y esta profesión que ambos sabemos es la mejor manera que has encontrado para hablarme, para hablarnos y para hablarles a ellos. Es inevitable que recuerde ahora las limonadas que compartimos aquellos días de junio-julio en sus noches de calor sofocante. Escribías toda la madrugada en una “moderna” máquina de escribir tus famosos “Güevos”. Y me leías fragmentos y te meabas de la risa y yo reía por tu risa pero no entendía. Vivíamos la dura crisis del noventa y cinco, muchos mexicanos, incluyéndote, perdieron su trabajo, su dinero, sus casas, vendían lo que podían. Tú, con tres hijos y mi madre, cuya paciencia no conoce límites, tuviste los güevos de sentarte a escribir los “Güevos”. Y no solo los escribiste, los montaste y empezó a caminar la que hoy conocemos como la “Compañía Teatral del Norte”. Creo Pá, que es buen momento para mirar atrás y echarle un ojo, no como el Chobi, al kilometraje recorrido y eso porque estoy seguro que lo mejor está por venir. Alonso del Sahuaral ya nos avisa de tu experiencia, de tu madurez y de tu inagotable entusiasmo por escarbar en los rincones mas escondidos del lenguaje y de las voces sonorenses. Les has dado voz a nuestros muertos y has perpetuado en el papel a aquellos que fácilmente, de no ser por ti, se nos hubieran olvidado. No habrá mejor registro de su humor, de sus dolores y sus colores que los que nos has regalado en el papel y en la escena con tu teatro.



Eres Pá, hombre de teatro de los que ya hay pocos; dramaturgo, director, actor y aunque digas que no, maestro. Somos varios los que podemos presumir hoy de haber iniciado en las tablas contigo. Con unos empezaste a aprender y con otros empezaste, sin darte cuenta a enseñar. Nunca he entendido por qué, pero a pesar de no dar clases en la universidad, con gran generosidad nos has compartido del oficio y has dado ha muchos el ánimo indispensable para el que quiere subirse a jugar en serio.
Has puesto a Sonora en el mapa del teatro mexicano por que has empujado a una generación de actores, directores, dramaturgos. Has marcado nuestra época desde el quehacer diario sobre la tabla.

No sé de nadie que merezca más este homenaje que tu. No podría sentirme más orgulloso de ti, ni más dolido por no estar presente en esta que debe ser una gran celebración tuya, de la Compañía Teatral del Norte, del público sonorense y del teatro mexicano.

Sé que la Finita, Melitón, Octavio y Víctor se pondrían de pie en este momento, como yo, para aplaudir orgullosos.

¡Bravo, Pá! ¡Bravo!

Tu hijo.​

sábado, 21 de enero de 2012

Mingus en mi balcón.






La vista desde mi balcón se ha llenado de colores. Las ramas sin hojas de un árbol se discuten los matices.  Desde mi balcón le pongo música al azul, le doy al verde las notas mas graves. Sentado al marco de la ventana que da a mi balcón, Mingus, desde las blancas y las negras que sus dedos acarician hace el paisaje de colores.






Ahora escuchas una pieza del Soundtrack recomendado para esta nota: 


Imágenes recomendadas:

Las que llevas guardadas de los balcones citadinos que has pisado. 
Aquí arriba, un ejemplo. 

Clown para llevar Radio