miércoles, 30 de septiembre de 2009

A mi escuela, Centro Universitario de Teatro (CUT), UNAM:


Diría tajante, en su clase de las ocho de la mañana, en medio de compases y notas musicales, nuestro querido y estimado Maestro Rorro: "No es justo, pero es real". Sigue reverberando en mi aquella frase que nos hizo enfadar y reír al mismo tiempo. Hoy hago mías sus palabras y con el dolor de mi corazón se las repito, haciendo referencia a la terrible situación que vive nuestra escuela: "No es justo, pero es real" Y ahí está, como un espectador más, nuestro también muy querido Maestro Retes, justo al centro del conflicto viendo como la escuela que tanto amó y en la que dejó los últimos años de su vida se convierte en una pequeñísima escena de lo que es hoy nuestro país.

No sé, la verdad, mucho de sindicatos, pero algo me enseñó el CUT de teatro. Pasé los cuatro años de mi carrera siempre al lado de Francisco Álvarez, Pancho, pa los cuates. Aprendí en la práctica con él, una de las bases más importantes del teatro; el trabajo en equipo donde todos hacen todo, igual terminas bañado en pintura negra pintando el foro que cargando reflectores o con un dedo negro por aprender a usar el martillo. Sí, la formación de los actores también es esa, Pancho dijo en la primera clase: He visto tantas actrices haciendo una escena en la que les toca barrer y no saben como agarrar la escoba. No sé de sindicatos, pero sé lo que es la pasión por el teatro, sé que Pancho vive con ella como nosotros los ex-alumnos, alumnos y maestros. Esa pasión que compartimos y nos une, nos separa de ellos.


¿En qué momento se volvieron la base de nuestras pláticas en las reuniones? ¿Cuántas historias sabemos? ¿Cuando llegamos al punto de escoger un teatro basándonos en su planta técnica? ¿Cuántas veces han puesto en riesgo la vida de otros colegas, actores? Muchas anécdotas van y vienen en su cabeza, estoy seguro. ¿Y por qué hemos permitido que nuestros teatros sean secuestrados, como está ahora nuestra escuela? Tenemos que darnos cuenta que los sindicalisados en nuestros teatros, no son un problema menor. Ningún secreto es, que ellos se llevan un gran porcentaje del presupuesto asignado al teatro mexicano, que muchos no están capacitados para realizar sus labores, porque sus estructuras sindicales les permiten moverse de un puesto a otro fácilmente, hacen de sus lugares de trabajo sus salas de televisión o muy comúnmente dormitorios. No se puede decir que son todos, pero sí desgraciadamente la mayoría. Habría que enseñarles tantas cosas, tendrían que pasar también por una formación especializada. Son ellos, para decirlo en términos futbolísticos, el jugador número doce y se parecen más al portero del arco rival.

Y así está nuestro país, repleto de políticos mediocres que no se cansan de mentir y de robar. De promulgar leyes para su beneficio y el de sus compadres, que no ven los problemas reales porque se ocupan de acumular fortunas y poder. Y camina, sí, pero con su respectivo "lubricante". ¿Para qué decir?, ¿para que armar borlote?, el "lubricante" lo soluciona todo. Y continúan con el saqueo sin vergüenza, constantes recortes a los presupuestos de cultura porque no es prioridad. - ¿Le cortamos el presupuesto a la UNAM?, ¡Pero cómo no, señor diputado, mientras menos sepan, mejor! - ¿Le cortamos el presupuesto a la cultura?, ¡Pero claro, señor presidente! Pues sí ¿no?, ¿cómo pa que sirve eso o qué? - Y así se la campechanean, ¡agusto! a costa de los que les seguimos pagando con nuestros impuestos sus indispensables comodidades.

Y aquí estamos ahora los cuteros, agregándonos a la lista de mexicanos víctimas de años y años de ignorancia, estupidez, ambición y mediocridad.

Que nos sirva esto para despertar, para refrendar la esencia de nuestra profesión, para gritar desde los escenarios, desde las plazas o las banquetas. ¡Éso es lo que hemos escogido hacer, es lo que sabemos hacer mejor!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Monosapiens

No acostumbro postear cosas que no son mías, pero creo que de ahora en adelante lo haré de vez en cuando. En afán de contribuir al enriquecimiento humorístico de este clownparallevar, les comparto: "El PAN es cultura" por Helguera y Hernández, dos reconocidos moneros de México. Visiten su sitio, escalofriantemente divertido. De veras que ya no sabe uno si reír o llorar.




lunes, 21 de septiembre de 2009

De la vida diaria...

Han de saber, hijos míos, queridísimos lectores, que vivo en el Distrito Federal, seguramente muchos de ustedes ya lo sabían y probablemente algunos lo ignoraban, así que ya quedó claro que soy de esos habladores que se vinieron a contribuir con el centralismo y a privar a Sonora, mi estado, de grandes talentos, como lo hizo por ejemplo, Ana Gabriela Guevara o el buen Chobi, o en su tiempo Don Álvaro Obregón o el Yahir. Sin duda, todos ellos grandes personalidades que hemos dejando nuestro estado en busca de nuevos horizontes. Me incluyo sí, ¿Por qué? Pos porque sí, porque yo me tomo la molestia de escribirles y chismearles, cuando ustedes escriban un blog, se incluyen también y se echan porras, ¿que no? Decía que vivo en la enorme, encantadora, contaminada y atiborrada Ciudad de México, mejor conocida como: "¡el dee efeeee, hijo!" o "La Ciudad de la Esperanza" o conocida también en algunos lugares de la república como: "Mexicalpan de las Tunas", "Guacholandia", "Chilangolandia", etc., etc., etc.
Vivo en el deee efeeee, hijooo, y tengo la suerte de tener una hermana mayor que es medio ducha para aquello de las negociaciones cuando le da la gana y se pone abusada, ¿no? Así que antes de su matrimonio con el jotolingo gachupín de mi cuñado, vivía aquí, en el mismo departamento desde donde les escribo casi siempre, y que ella encontró por algún anuncio, clasificado, no lo sé, no participé en la búsqueda. El caso es que encontró un lugarcín bastante amplio, cuatro cuartos, muy agusto. Han pasado por este lugar singulares personalidades, como mi hermana menor y músicos que la acompañan, Caro, mejor conocida como "La Chilena" en honor a su nacionalidad, Regina, etc. Hoy vivimos aquí, mi primo David y músicos que lo acompañan y yo. Es un depita con una distribución peculiar, si les interesan los detalles comuníquense con mi hermanita la arquitecta, que ella les explicará con mucho más claridad, la encuentran en su blog: http://www.enconsonancia.blogspot.com/, díganle que van de mi parte. La cosa es que es un edificio viejito y sus depas están hechos de forma que los techos son bastante altos, tan altos en los cuartos que al dueño se le ocurrió la brillante idea de hacer un tapanco en cada uno, de manera que ahora, son prácticamente cuatro cuartos y no dos como en sus orígenes. Así, mi primo tiene dos y yo otras dos habitaciones. Yo uso mi cuarto de arriba como mis habitaciones para pernoctar y algunos otros particulares, la habitación de abajo, que es prácticamente un sótano, es mi humilde estudio de audio, oficina, biblioteca y bodega. Cuando mi primo tenga blog, le digo que les cuente como es su distribución, ¿va? En mi sótano paso la mayor parte del tiempo y cómo se imaginarán fue seleccionado pensando sobre todo, en su característica silenciosa. Si bien carece de luz, porque no tiene ventanas, carece también de ruido. Y es ahí donde comienzan los problemas y la razón por la que les cuento todo esto. A la hora de trabajar no hay ningún problema, puedo mantener la música que escucho mientras escribo al volumen que me apetezca. La cosa es que acá, en "La Ciudad de la Esperanza" el servicio de recolección de basura, es literalmente, una basura. Estoy pensando seriamente en un arranque de hacerle honor a mi segundo apellido, Martins, escribirle una carta al carnal Marcelo para que en el nombre de dios, así como nuestro compatriota del atentado al metro, haga algo por mejorar el servicio. El camión recolector pasa, como diría mi hermana la Fer, a las once, doce, una, una y media o como diría mi apá, a la hora que puede, quiere y le da la gana. Y pensarán ustedes lectores hermosillenses: ¡Ádio! Pos que pase a la hora que tenga que pasar, ¿que no?. Pos no, porque en mi natal Hermosillo el camión pasa y los amables trabajadores bajan del camión y cargan nuestros botes hasta el camión donde lo vacían y después en un acto heroico y de absoluta generosidad regresan el bote a donde estaba o en el peor de los casos mas o menos cerquita. Acá, en chilangolandia uno tiene que estar atento al sonar de la campana para salir echo la chingada a corretear el camión, hacer una fila como la de las tortillas, oler la basura de los vecinos y después recibir el regaño del trabajador que dice si es mucha o muy apestosa, él mismo la separa mientras los demás esperan y observan, siente uno que están sacando sus calzones pa que los vecinos los conozcan. Eso pasa si tienes la fortuna de escuchar la campanita, pero si tienes un estudio al que no le entra el ruido, puedes irte olvidando de sacar la basura todos los días y de mantener el hogar oliendo a la comida de la semana pasada. Es sin duda un servicio pensado para los que más tienen y no hablo de basura, sino de dinero, porque ni crean que ve uno a los ejecutivos o los actores, que algunos hay en esta colonia, sacando la basura, no. Cargan las bolsas y los botes los trabajadores del hogar, aquellos que tienen la oportunidad de estar pendientes del tin-tan de la campana.

Buscando la solución a mi problema encontré que lo único que podía hacer era traer mi computadora a la mesa del comedor desde donde ahora escribo, es aquí, el mejor lugar para escuchar la mentada campanita, siempre y cuando mantenga bajo el volumen de la música. Y así, llevo una semana escribiendo desde acá sin escuchar nunca el repiquetear del badajo. Pensé entonces sentarme en la esquina entre las once y las dos de la tarde. Sacar una sillita de plástico, llevarme una sombrilla, mis audifonos y un libro, para de una vez por todas deshacerme de las bolsas negras. Estaba decidido a emprender la misión cuando me topé con una nota en el periódico explicando por qué los camiones recolectores habían interrumpido el servicio; el camino al tiradero está inundado y los camiones no pueden vaciar su contenido. No logro distinguir la emoción que sentí en aquel momento, alegría, frustración o esperanza. Se desconoce todavía cuando recorrerán nuevamente las calles de la colonia y por lo tanto desconozco el día en que regresaré a escribir desde mi cueva, mi silenciosa y oscura cueva.

jueves, 17 de septiembre de 2009

¡Viva México!

Desde el primer día de Septiembre uno empieza a sentir el despertar del espíritu patriota que vive en nuestros corazones. Las calles se tiñen tricoloras, el tequila fluye y todos los eventos a realizarse durante el mes giran en torno al cumpleaños de la patria. Y aunque nuestros políticos se han encargado de que el mes inicie de la manera más aburrida posible, con el informe de gobierno, los que sí queremos a nuestra nación nos ocupamos de refrendar los lazos que nos hermanan como mexicanos y de homenajear a nuestros mártires. Una vez llegado el día quince nos disponemos a festejar, compramos tequila, comemos pozole, sopes, enchiladas y nos reunimos para ver por televisión o en vivo el grito de nuestro queridísimo presidente, al que le agradezco que este año no haya alargo el grito poniéndole crema a sus tacos, como lo hacía don Chente Fox, al que nomás le hacía falta gritar: ¡Viva mi rancho en Guanajuato! ¡Viva las botas de charol! Si el padre Hidalgo se hubiera tardado tanto dando el grito, seguro una bala lo hubiera ultimado, como dicen ahora los reporteros de televisa pa suavisar asesinado, antes de lo previsto.

Así pues, las primeras horas del día quince las dediqué a planear lo que sería el festejo por la noche y como siempre me ocurre a mí, que soy un pésimo organizador, a las ocho de la noche no había logrado concretar nada. Pensaba que tal vez pasaría el día quince con la bacanora que no se raja, pero finalmente ocho y media llegó una invitación que no pude rechazar. Me puse mis botas y camisa vaquera, que si bien no es lo mexicano típico es parte del México donde yo nací. Eramos pocos al inicio, se autodenominó la fiesta de los que no tenían plan, desde ahí la cosa se fue desfigurando. Situados en la delegación Coyoacán, salimos a ver los fuegos artificiales a la plaza, donde recordé a los mexicanos en Europa, indignados porque la imagen en el extranjero del mexicano es la del bigotón con zarape, borracho con tequila y un sombrerón. Así vi cientos en la plaza aquella trágica noche. Al regreso la lluvia arreció y los empedrados coyoacanescos hacían resvalar mis botas con facilidad, empapados pero con ánimo de festejar llegamos de nuevo a la casa donde estaríamos las siguientes tres o cuatro horas. Mientras bebía mi respectiva cervecita veía la lluvia caer con fuerza y recordaba a nuestros héroes nacionales, las batallas que habían librado, las traiciones, los rencores y todo lo que hicieron para que hoy nuestro país sea lo que es. Una comunidad de hermanos que viven en paz y en sana convivencia, como la que se iba dando mientras lanzábamos vivas y decíamos salud en aquella pequeña fiesta.

El reloj coqueteaba con las cuatro de la mañana y nosotros con la idea de regresar a nuestros respectivos hogares y fue en ese momento de la retirada cuando tomamos otra decisión que nos enfilaba cada vez más vertiginosamente hacia la tragedia. Un compañero de batallas se me acercó y me dijo: tengo unos cuetes que me vendió un amigo... ¿los tronamos? Todavía no decía que sí a la tentadora idea cuando ya estaba otro compañero de regimiento con el encendedor en la mano. Salimos presurosos a la calle y buscamos una esquina desierta que encontramos con facilidad. Recordaba mis tiempos de chamaco en Hermosillo, cuando los primos nos dedicábamos gran parte de la fiesta a tronar cuetes. Tronamos el primero y mientras lo festejábamos, seis o cinco o siete compatriotas, no sé, estaba muy oscuro, se acercaron a nosotros en evidente estado de ebriedad, cosa que compartíamos además de la nacionalidad y con violencia exacerbada antes de que pudiera gritar: ¡Compatriotas! ya estaba yo bajo los puños de un hermano de sangre y cuando logré dejar en el piso la chamarra que llevaba entre los brazos noté que a uno de mis compañeros estaba bajo los puños de ¡varios! compatriotas. Mi naturaleza me traicionó en ese momento, al ver que mi colega sucumbía ante los golpes furiosos de aquellos violentos mexicanos, en lugar de lanzarme al contra ataque me lancé, como mi compañero diría más tarde: "Emabajador pacifísta de la ONU" y así me fue: ¡Paisanos, ¡TRACAS! no caigamos... ¡PUM! ¡PALOS! ¡MOCOS! en provo..¡MOLES! caciones! Me repartieron otra tanda de mexicanos golpes y me ví obligado a emprender la retirada que hubiera sido fallida de no haber sido porque mi contrincante era como del calibre de mi querido Tino Carstens, que después de perserguirme dos metros se rindió, ¡ha pero que mano tan pesadita tenía!, igualito que la de Tino con los impuestos.

Cuando algo así ocurre siempre hay alguien al que le va peor. Yo no fui ese amá, a mi nomás me dejaron con un dolor en la cara cual si fuera de muelas, pero sin sangre y sin marcas. Estoy bien amá, estoy bien. A uno de mis compañeros de batalla, a ese que le echaron montón, a ese si le dejaron el ojo de cotorra y múltiples moretones. Habrán notado al principio del relato que eramos tres los que salimos a aquella esquina golpeadora, sí, así fue. El tercero fue el más listo, se mantuvo al margen y prefirió salvaguardar su integridad, cosa que aplaudo. ¿Que si noquié alguno? ¡Nombre! Con la oscuridad, las botas resbalosas y el intempestivo ataque ni tiempo me dio de gritar: ¡En la cara no, que soy actor!

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Dos por ciento más. Total, dijo la sumadora.


Para los que me conocen no es ningún secreto mi absoluta ignorancia en materia financiera internacional, nacional, local o individual. No me puedo considerar si quiera hábil en materia numérica. Lo siento, no fui al ITAM, fui a la UNAM donde poco tuvieron que ver mis estudios en materia económica. Soy del noventa por ciento de la población que pone cara de "Juanito" cuando inicia la sección de finanzas en el noticiero; Los cetes bajaron, la bilirrubina subió, la tasa fija se movió y basta ver la foto de Tino en la portada de hoy de la Jornada para saber que la inflación es de lo más grave en el país.



Siempre que de Tino se trata, le digo así de cariño a nuestro estimadísimo Secretario de Hacienda, lo imagino, no logro todavía saber por qué, sentado en un restaurante de Polanco, de esos argentinos baratitos, con un churrasco de kilo y medio, un mantel abrochado al cuello y con la boquita esa chiquita que tiene, abriéndose como la quijada de un tiburón que se disloca al momento de morder para abarcar la mayor cantidad de carne posible para no dejar escapar a su presa, mientras mastica con la boquita abierta, ligeramente embarrada en su periferia de chimichurri, piensa en la situación de pobreza y marginación que viven miles de mexicanos. Después de una hora sentado a la mesa y después del respectivo coñaquito para el desempanze, que pareciera no tener remedio, pide la cuenta y se ve enormemente sorprendido por el costo de su carnita, es ahí donde descifra el enigma, como Dr. House y su inseparable amigo Wilson, en este caso Tino y su inseparable amigo el churrasco. Al ver la cuenta, decía, se sorprende y exclama:


-¡No es posible, está baratísimo! ¡Yo pagaría el doble por este jugoso y exquisito churrasco, che! - Y así piensa que, si el pagaría el doble, cualquiera pagaría el dos por ciento más, ¡claro! No fui al ITAM, pero eso lo puedo entender perfectamente, tiene lógica. Digo, porque ¿Qué es el dos por ciento más? ¡Nada, hombre! ¡Una bagatela! Además Tino dijo con enorme sabiduría y lógica inquebrantable, es el impuesto contra la pobreza, de ayudar a los pobres se trata. Y uno, que no fue al ITAM, piensa: claro, le van a cobrar a los que más tienen para dárselo a los que menos tienen, ¡más no! Burdo e ignorante pensamiento, ¡lógica idiota! ¡no! Se trata de cobrarles a todos, temporalmente por supuesto, el dos por ciento más, y todos es todos sí. Tu, querido y curioso lector pagarás a partir del 2010, dos por ciento más por el servicio de internet pa que puedas seguir chismeando en tu facebook, tener esas charlas tan importantes en msn y leer de vez en cuando a este analfabeta numérico. Una vez más, Tino y nuestro queridísimo presidente asombran con su inteligencia, me tomaré un renglón para explicarles en palabras sencillas la abrumadora lógica: Si todos pagamos el dos por ciento más de todo, será mayor la recaudación para apoyar programas sociales, claro, porque son muy poquitos en este país los que más tienen. Sencillo ¿no? ¿Cómo no se nos había ocurrido antes?


Otra de las razones, además de la crisis económica, es una sorpresa que estoy a punto de revelarles. ¿Por qué el dos por ciento y no el tres o el uno punto cinco, o el uno punto nueve? Fácil, porque este impuesto es además parte importante de los festejos del Bicentenario, ¿a poco creían que era casualidad lo del dos? Que mejor manera de festejar doscientos años de impuestos con un dos por ciento más.


Ya con ésta me despido por hoy. Me permito hacer una atenta y atrevida recomendación a mi estimado Tino: Estimado Dr. Tino Carstens: Le extiendo antes que nada, mi mano con un saludo enjundioso lleno de entusiasmo y apoyo. Me permito también por este medio, hacer de su conocimiento la preocupación de cientos de mexicanos que me han encomendado la atrevida misión de escribir ésta carta, la enorme preocupación, decía, sobre su delicado estado de salud. Le recomendamos tener una reunión a la brevedad con el Sr. Secretario de Salud para que de inmediato le aplique a usted el plan DN-3 y revierta su delicada situación. De verdad, no es una cuestión de vanidad es una cuestión de salud, pregúntele al secretario, más vale prevenimss. Dios guarde la hora, como diría mi abuela, que dios la tenga en su santa gloria, vaya usted a tener un contratiempo médico en medio de tan dura crisis, ¿Qué haríamos sin usted? Es usted quién lleva en esta tormenta, el timón del barco que comienza a hundirse desde la proa donde casualmente está usted parado.


sábado, 5 de septiembre de 2009

¡Viernes con Bacanora!


Heme aquí en viernes por la noche, frente a la pantalla paciente de la “Bacanora” que así se llama la compu, no es fanatismo ni exageración, si algún día me encuentro en el aeropuerto y la llevo conmigo al bajar las maletas, no quiero tener que gritarle a mi acompañante hasta el otro lado de la sala de espera, en medio de las multitudes: ¡¿Dónde está la computadoraaa?! Prefiero gritar: ¡¿Dónde está la Bacanoraaa?! Esto por motivos de seguridad, los que viven en el D.F. saben a lo que me refiero. Aunque probablemente no sería muy buena idea gritar: ¡¿Dónde está la Bacanoraaaa?! en el aeropuerto de Hermosillo, incluso sería mucho más peligroso. Pero decía que estoy aquí frente a mi querida amiga inseparable, recién aliviada, por cierto. Como diría Jorgito en dos tipos de cuidado: “…de un antiguo mal que minaba su existencia…”. Sí, un día se me ocurrió la ambiciosa y mediocre idea de hacerle un transplante de rostro. Instalé un programa que cambia la imagen de Windows Vista por la imagen de la Mac y a los dos días ¡Güevos! sacó humo por las bocinas, me dijo ¡huele mi shampoo, túpida! y me privó de su indispensable presencia al despertar todas las mañanas a su lado. Es otra de las razones por las que no escribí durante algunas días y por lo que ahora escribo más seguido, ¡se me quemaban las yemas! Total que después de abusivas cotizaciones por su reparación, decidí lanzarme a la aventura de hacerlo yo mismo, ¡sí señor! Fue como una operación a corazón abierto solo que no había doctores, estaba yo con mi amada en brazos mientras su vida pendía de un frágil hilo y yo, el costurero inexperto había de hacer los remiendos para arrancarla de las desgarradoras garras de la muerte. Coloqué entonces el CD-ROM de recuperación que venía en su empaque, di clic en aceptar y en una hora estaba tal y como cuando la saque del paquete. Una operación delicada sin duda, imagínense que había un señor que me cobraba novecientos pesitos por realizar tan ardua tarea, afortunadamente mi pequeño intelecto me dio para realizarla y ahorrarme ese dinerito que usaré para comprar unas flores para colocar en la sala de recuperación, mientras Bacanora se alivia al cien por ciento.

De un trancazo y sin pensarlo les solté toda la historia de mi amada cuando había empezado en tono reflexivo y romántico rallando en lo mamón. Heme aquí un Viernes por la noche, mientras los enamorados se alistan para salir con sus otros enamorados a la fiesta obligatoria que viene incluida con este tan alegre día para todo aquel estudiante de una secundaria de gobierno. Así pues, mientras los mushashos le dan bola a las botas, llenan las hieleras y le piden a su amá que les planche la camisa, las mushashas van de un extremo a otro de su cuarto aventando ropa, poniéndose cremas, pinturas, se planchan, secan, rizan y resecan y replanchan el cabello, por cierto que no hemos visto generaciones de mujeres que hayan usado esos aparatos y tengan ochenta años, veremos si todavía para esa edad conservan el pelo después de hacerse tanta cosa. Todo este ritual por unas cuantas horas de desenfrenado baile , coqueteo, borrachera, gritos, moquetes, guacareadas, etc. Yo no amá, yo me quedo aquí, en casita, con mi Bacanora. Y mañana cuando amanezcan deseando tragarse la presa de Hermosillo, medio vacía por cierto desde hace algunos sexenios cuando nuestro gobernador ejemplar, la vació pa estrenar el canalito que atraviesa la ciudad, o el Cutzamala si es que algo le queda, cuando tengan ganas de beberse todos los clamatos existentes en los oxxos , se hinquen en las carretas de mariscos implorando un coctel de camarón y manden mensajes para pedir perdón por todas aquellas llamadas, mensajitos típicos de las tres de la mañana ya que la cheve comienza acabarse, cuando estén en esas, se acordarán de mí, que veré los programas de la tele que todo mundo se pierde y que mañana me levantaré fresco y alechugado a leer los periódicos.

No es por nada, pero si no tuviera esta pinche infección en la garganta que me hace sentir agujas cada vez que trago saliva, chanse me animaba y los acompañaba, nomás acompañaba. Por suerte mi doctor me ha tratado ya y después de inyectarme me dio algunas pastillas. ¿Alguna vez han buscado en la implacable Wikipedia que son y pa que sirven las pastillas que el doctor les receta? Se sorprenderán. Yo me enteré ayer, que a la vez que soy tratado para no se que bacteria en la garganta, soy tratado además para la sífilis, gonorrea y una lista interminable de enfermedades de transmisión sexual. Míra, dije, pos ta bien, por si acaso, digo… solo por si acaso.
Estaba a punto de salvar el .doc cuando recordé que por órdenes expresas de mi amá, toda publicación tendrá que llevar, de ahora en adelante, una imagen que la acompañe, elo monda que no tenga nada que ver.

Si estás leyendo esto en facebook revisa la publicación original en: http://www.clownparallevar.blogspot.com/ además puedes leer las publicaciones anteriores, si quieres, digo. Si estás leyendo esto en el blog pos ya lo sabes, por lo tanto ignora este mensaje.

jueves, 3 de septiembre de 2009

¿Facebook o no Facebook?

Sorprendido estoy ahora con la enorme, enorme cantidad de comments que suceden estas publicaciones, claro está que con “enorme cantidad” quiero decir: dos comments. Y además de sorprendido me embarga un sentimiento de frustración, pues no sé como contestar, así que empiezo hoy agradeciendo los comments con los que han perdido, en su mayoría, treinta segundos de su valioso tiempo para aportar algo a este espacio. La frustración me embarga también porque estos, los comments, dicen cualquier cosa menos la duda que lancé en el post pasado, ¿se acuerdan?: ¿Facebook o no Facebook?
Terminaba la publicación pasada precisamente planteando ésta cuestión, había descubierto una forma de que las publicaciones aquí publicadas, valga la expresión, se publiquen simultáneamente en Facebook. Hasta antes de empezar esto que ahora escribo no estaba seguro de querer hacerlo, pero creo que me arriesgaré un poco y probaré suerte, así que ahora tu, sí tu, que lees esto desde Facebook porque me tienes agregado a tus amigos y no tenías nada que hacer o estás en la oficina y no quieres tener nada que hacer, deberías saber que escribo desde hace algún tiempo en un blog llamado pretenciosamente www.clownparallevar.blogspot.com, ahí puedes revisar todo lo que hay en el archivo y escuchar algo de lo que para mí es buena música. Ahora, si tu eres de los que está leyendo esto desde clownparallevar, porque en tu oficina está bloqueado el facebook o simplemente porque ya eres un lector asiduo de este blog, cosa que dudo mucho, no debes preocuparte, las publicaciones seguirán apareciendo aquí y simultáneamente en facebook. ¿Facebook o no Facebook? Pos sí Facebook desde hoy, ni modo, en estos tiempos tiene uno que evolucionar con lo que va llegando porque si no se pone medio difícil. Ora resulta que esta red social es como el acta de nacimiento, o la tienes o no existes, así que después de tanto resistirme aquí estoy, vamos a ver que pasa, confieso que podría auto eliminarme a la primer desilusión, estoy todavía en una cuerda muy flojita, delgadita o como diría mi hermana y ahora la güera… cheeequeeta la cuerdita…
Y dirán ustedes después de leer esto; que a toda madre, este cabrón escribió hace dos semanas y ahora no suelta chisme, puro facebook y nada de chuqui. Aunque dudo que alguna vez haya chuqui puedo reconocer que chisme sí, de vez en cuando. Viajé hace dos jueves a mi querido estado de Sonora a dar una función de la patria, cada vez mas torcida. Pobre de mí, después de Mazatlán y Veracruz ora me tocó sufrir en San Carlos, Nuevo Guaymas. Imaginarán ustedes que fue espantoso estar un fin de semana en la playa con un calorón, unas cheves y la güera. Y luego dije, pos ya estoy aquí, pos ni modo, me voy a tener que quedar toda la semana ¿y que creen? Pos me quedé, una semanita de 48°C, bien bonitos. Y como era lógico, llegando, llegando al de efe, tómala, infección en la garganta, pero de las buenas, de inyección y toda la cosa. Pos sí, con la lluviecita y el friíto acá, nimoo que no. Ya fui al doctor amá.
No puedo negar que todos estos días que me mantuve alejado del clownparallevar pensé siempre en ustedes, mis tres lectores asiduos. Hasta hice mis notas de lo que quería escribir, pero creo que esas notas se quedaron en el short con el que me metí al mar, ya se imaginarán que por más que quiera, no consigo descifrarlas. Me acuerdo que algo les iba a contar de un capitán que durante mi vuelo a Sonora me dejó tomarme unas fotos en la cabina, ¡en su asiento! Misma fotografía que no puedo publicar y no crean que exagero, fue publicada por ahí y trajo algunas consecuencias, así de buena estaba la foto. Algo decían mis notas del chamaco éste de catorce años que mato a golpes a un niño de cuatro por burlase de él. Y yo digo, un país de maestros reprobados, que arregla las cosas a balazos, ¿debería sorprenderse?

Clown para llevar Radio