sábado, 5 de septiembre de 2009

¡Viernes con Bacanora!


Heme aquí en viernes por la noche, frente a la pantalla paciente de la “Bacanora” que así se llama la compu, no es fanatismo ni exageración, si algún día me encuentro en el aeropuerto y la llevo conmigo al bajar las maletas, no quiero tener que gritarle a mi acompañante hasta el otro lado de la sala de espera, en medio de las multitudes: ¡¿Dónde está la computadoraaa?! Prefiero gritar: ¡¿Dónde está la Bacanoraaa?! Esto por motivos de seguridad, los que viven en el D.F. saben a lo que me refiero. Aunque probablemente no sería muy buena idea gritar: ¡¿Dónde está la Bacanoraaaa?! en el aeropuerto de Hermosillo, incluso sería mucho más peligroso. Pero decía que estoy aquí frente a mi querida amiga inseparable, recién aliviada, por cierto. Como diría Jorgito en dos tipos de cuidado: “…de un antiguo mal que minaba su existencia…”. Sí, un día se me ocurrió la ambiciosa y mediocre idea de hacerle un transplante de rostro. Instalé un programa que cambia la imagen de Windows Vista por la imagen de la Mac y a los dos días ¡Güevos! sacó humo por las bocinas, me dijo ¡huele mi shampoo, túpida! y me privó de su indispensable presencia al despertar todas las mañanas a su lado. Es otra de las razones por las que no escribí durante algunas días y por lo que ahora escribo más seguido, ¡se me quemaban las yemas! Total que después de abusivas cotizaciones por su reparación, decidí lanzarme a la aventura de hacerlo yo mismo, ¡sí señor! Fue como una operación a corazón abierto solo que no había doctores, estaba yo con mi amada en brazos mientras su vida pendía de un frágil hilo y yo, el costurero inexperto había de hacer los remiendos para arrancarla de las desgarradoras garras de la muerte. Coloqué entonces el CD-ROM de recuperación que venía en su empaque, di clic en aceptar y en una hora estaba tal y como cuando la saque del paquete. Una operación delicada sin duda, imagínense que había un señor que me cobraba novecientos pesitos por realizar tan ardua tarea, afortunadamente mi pequeño intelecto me dio para realizarla y ahorrarme ese dinerito que usaré para comprar unas flores para colocar en la sala de recuperación, mientras Bacanora se alivia al cien por ciento.

De un trancazo y sin pensarlo les solté toda la historia de mi amada cuando había empezado en tono reflexivo y romántico rallando en lo mamón. Heme aquí un Viernes por la noche, mientras los enamorados se alistan para salir con sus otros enamorados a la fiesta obligatoria que viene incluida con este tan alegre día para todo aquel estudiante de una secundaria de gobierno. Así pues, mientras los mushashos le dan bola a las botas, llenan las hieleras y le piden a su amá que les planche la camisa, las mushashas van de un extremo a otro de su cuarto aventando ropa, poniéndose cremas, pinturas, se planchan, secan, rizan y resecan y replanchan el cabello, por cierto que no hemos visto generaciones de mujeres que hayan usado esos aparatos y tengan ochenta años, veremos si todavía para esa edad conservan el pelo después de hacerse tanta cosa. Todo este ritual por unas cuantas horas de desenfrenado baile , coqueteo, borrachera, gritos, moquetes, guacareadas, etc. Yo no amá, yo me quedo aquí, en casita, con mi Bacanora. Y mañana cuando amanezcan deseando tragarse la presa de Hermosillo, medio vacía por cierto desde hace algunos sexenios cuando nuestro gobernador ejemplar, la vació pa estrenar el canalito que atraviesa la ciudad, o el Cutzamala si es que algo le queda, cuando tengan ganas de beberse todos los clamatos existentes en los oxxos , se hinquen en las carretas de mariscos implorando un coctel de camarón y manden mensajes para pedir perdón por todas aquellas llamadas, mensajitos típicos de las tres de la mañana ya que la cheve comienza acabarse, cuando estén en esas, se acordarán de mí, que veré los programas de la tele que todo mundo se pierde y que mañana me levantaré fresco y alechugado a leer los periódicos.

No es por nada, pero si no tuviera esta pinche infección en la garganta que me hace sentir agujas cada vez que trago saliva, chanse me animaba y los acompañaba, nomás acompañaba. Por suerte mi doctor me ha tratado ya y después de inyectarme me dio algunas pastillas. ¿Alguna vez han buscado en la implacable Wikipedia que son y pa que sirven las pastillas que el doctor les receta? Se sorprenderán. Yo me enteré ayer, que a la vez que soy tratado para no se que bacteria en la garganta, soy tratado además para la sífilis, gonorrea y una lista interminable de enfermedades de transmisión sexual. Míra, dije, pos ta bien, por si acaso, digo… solo por si acaso.
Estaba a punto de salvar el .doc cuando recordé que por órdenes expresas de mi amá, toda publicación tendrá que llevar, de ahora en adelante, una imagen que la acompañe, elo monda que no tenga nada que ver.

Si estás leyendo esto en facebook revisa la publicación original en: http://www.clownparallevar.blogspot.com/ además puedes leer las publicaciones anteriores, si quieres, digo. Si estás leyendo esto en el blog pos ya lo sabes, por lo tanto ignora este mensaje.

1 comentario:

API dijo...

eeelo monda que no tenga nada que ver? jajaja ai mijito...
la ama que se pasa sus horitas seleccionando la foto que justo tenga el msg subliminal que concuerde con el escrito la fecha hora y titulo. ta bueno pues! jaja

Clown para llevar Radio