miércoles, 28 de octubre de 2009

De cumpleaños, cocinas y televisión...

¡Chale! ¡Qué mala copa! No puedo evitar, cada vez que llegó acá, al Clown para llevar, a postear algo nuevo, leer el post anterior. Malacopié durísimo la vez pasada, pero hoy ando de mejores ánimos. Me encuentro nada más y nada menos, hijos míos, que en la casa de sus abuelos, éste agradable y apacible jardincito repleto de cactáceas que mi madre se ha ocupado de criar y donde mi padre, su abuelo, se pasa los días enteros armando historias, seguro ya vieron o leyeron alguna. Había olvidado lo hermosas que pueden ser las noches de Octubre aquí, imagínenme en shorts y una playera sin mangas sentado a la mesa del jardín mientras los pocos pelos que me quedan y las canas que ya me empiezan a visitar se mueven suavemente al ritmo de los frescos vientecillos del desierto. ¡Aguuuusto! Diría su tía, la Mafer. Y aquí estoy en las vísperas de mi cumpleaños número veiniseis. La última vez que festejé acá fue mi cumpleaños número diez y ocho. Y esta vez, me he propuesto festejar como nunca lo había hecho, en grande, con música, barril, tacos y toda la cocha. Otra vez: ¡Aguuuusto!







Se habrán dado cuenta de que me deje llevar por la desidia algunos días y ya me había tardado en venir a escribirles, pero como alguna vez les dije, no los olvido nomas me entretengo con otros asuntos. Como por ejemplo el arte culinario. Es impresionante la cantidad de programas de cocina que hay hoy en la televisión y nunca me habían atrapado hasta hace unas semanas cuando descubrí la BBC Enterteiment. Tómala, europeos tenían que ser, ingleses pa acabarla. Y verán que me topé con un Shef que así que tu digas: ¡que bien está de sus facultades mentales! pos no. Ah pero que bueno pa cocinar y que bueno pa entretener y que bueno pa dejarte la espina de ir al mercado y regresar corriendo a la cocina a preparar alguna receta realizada por él. Y mientras lo veía, a perdón, Gordon Ramsay es el nombre de este singular personaje, y mientras lo veía recordé que en algún cumpleaños anterior mi madre me había regalado un libro de cocina italiana, así que me senté a revisarlo y en dos horas ya estaba yo camino al super con una listón. Me he pasado ya algunas semanas cocinando a la italiana y aprendiendo a la inglesa. He tomado fotografías de cada platillo pensando en ustedes mis queridos lectores, pero por cuestiones técnicas y al verme lejos de mi oscura cueva en el Distrito Federal me es imposible compartírselas, pero si les da curiosidad, con gusto las publicaré próximamente. Haber que encuentro por ahí para ilustrar esta columna, ya ven que mi amá no perdona.



Y así pues, entre pastas, salsas de tomate, aceite de oliva y pimientos morrones nuestro país es como una olla de lento cocimiento con unos frijoles ya muy viejitos a punto de atole y con una tapa que no aguanta ni el dos por ciento más de vapor amenazando con reventar de un momento a otro.

domingo, 4 de octubre de 2009

Si tomas, no postées.

Soy un mal amigo, lo sé. Es por eso que no tengo tantos. Tres o cuatro que son los que me aguantan. Y a esos, que sé que me aguantan, muy a pesar suyo, los quiero tal y como si fueran mis hermanos. Y a los hermanos se les cuida, se les quiere y así, como a mis hermanas, los cuido y los quiero, sería incapaz de hacer cualquier cosa, por mínima que fuera, que los lastimara en cualquier sentido. Pero soy un mal amigo. La única virtud de la que puedo presumir como amigo es de la lealtad, jamás podría quebrarla, no sé, me viene solita sin siquiera pensar en ella. Pero en lo que concierne a tantas otras partes que la amistad conlleva, soy malísimo, por eso me considero a mi mismo como un mal amigo. Muchos argumentos tengo para comprobar mi teoría, por ejemplo, he terminado lejos, muy lejos de aquellos a los que sentí y siento mis hermanos. Están allá, en Sonora y no he estado para ellos en momentos cruciales. Acá estoy, haciéndole a la vida el actor, ja! Buscando escapar y escapar y escapar. Ya se abran dando cuenta de que no es un buen día, no es un buen día para empezar como Serrat diría.
¿Y a que viene todo esto? Pues no sé. Pensaba que he dedicado muchas líneas a ciertas personas y esas ciertas personas nunca se han molestado en pasar por aquí. Ta bien, ¿Pa qué? Digo yo. Aunque sería lindo que un día pasaran y se encontraran en alguna frase, alguna palabra. El que les dedique mis palabras no quiere decir que lo haga por ellos, lo hago por mí. Egoísta, otra de mis virtudes como mal amigo. ¿Cuándo te das cuenta de que no sirves para eso de la amistad o las relaciones humanas? Pos cuando es viernes por la tarde y tienes ganas de tomar una cerveza por ahí y revisas los contactos en tu celular y te das cuenta de que no tienes a nadie a quien llamar. ¡Ah que soledad esta que te da de cachetadas cuando menos lo piensas! Y es inevitable que venga a mi memoria aquella tarde en la que pasé horas abrazado a los brazos de mi padre llorando inconsolable mientras me lamentaba por no tener amigos. Si me hubiera fijado bien desde entonces sabría que aquel episodio era una especie de premonición, lo que el destino o mi personalidad me iba cocinando para días futuros. Hoy no me suelto a llorar, hasta cierto punto encuentro placentera la soledad, pero los fines de semana siente uno el hueco. ¿Será que hablo de los amigos? ¿Hablo de mí? ¿Hablo de ella? ¿Hablo de los dos?
Aquello del efecto retardado es común en mí. Me enterré un filoso cuchillo hace algunos meses y apenas antier empezó a doler y a sangrar la herida. Yo que pensaba que ya la había librado, que estaba tranquilo, que lo peor había pasado. Ahora resulta que lo peor apenas empieza. Sí, así soy de lento. ¡Ah pero algunas buenas decisiones tomé antes de que la herida comenzara a doler! Tracé una línea que no quiero cruzar de regreso. Aquellos círculos que no cerré a su debido tiempo los cierro ahora y de golpe, no tengo que retroceder, los cierro desde acá. Ahora solo queda no esperar. Exacto, no esperar. No quiero esperar absolutamente nada. No quiero ni buscar.
Y ella, los amigos, ellos, ellas, aquellos, seguirán sin pasar por aquí y seguirán sin darse cuenta de lo importante que son en mis días, en mis noches, sobre todo en mis noches de sueños que son mis realidades matutinas.
No creo que sea una buena idea escribir acá después de haber bebido unas cuantas copas. Así que hay va un consejo: Si tomas, no postées.

Clown para llevar Radio