viernes, 1 de febrero de 2008

CAPITULO VIII

De la saudade, de los amores y de la respiración.

A Paula, compañera de mis noches, de escenarios y de amor incondicional.

Un febrero mas. Sigo dando los primeros pasos por calles catalanas siempre detrás del placer que me produce hacer lo que hago. Esa si que es una droga, capaz como cualquier otra de partirte, de separarte de los que amas. Hasta acá me ha traído mi adicción. Es sin embargo catalizadora de un profundo placer que pocas cosas en esta vida producen.

El haber encontrado un camino por andar es solo el principio, después toca andarlo, gozarlo y sufrirlo. Cada paso te roba el aire y cada paso te lo devuelve. Cuanta palabrería hay para sentir orgullo de lo que hacemos, siempre en la necesidad de sentirnos diferentes. Cuando el maestro Barba estuvo en Cuernavaca hace unos años nos decía con desveladoras palabras lo que ninguno de trescientos y pico de estudiantes habíamos escuchado jamás: “...el actor, contrario a lo que ustedes imaginan, ha sido siempre un relegado de la sociedad...” Nosotros, mis compañeros y yo, los teatreros tercermundistas, quedamos anonadados ante la desveladora noticia y procedimos a retirarnos del recinto cuestionándonos incisivamente si de verdad queríamos pertenecer a un gremio tan históricamente relegado. Hoy, maestro Barba, he llegado a la conclusión después de rumiar tan inspiradoras palabras suyas, que tiene razón. Asumo que lo que dijo implicaba también el afirmar que en nuestros días hemos pasado de ser los históricamente relegados a las estrellas del momento, bueno, no creo que afirmara tanto, pero si usted no, yo sí. Cabría entre este punto y seguido y el siguiente punto y aparte una discusión acerca de lo relativo de las palabras peligrosamente usadas: relegado y estrellas del momento, ¿Para quién relegados? ¿Para quién estrellas? Digamos simplemente que para el gobierno estaremos siempre al final en la lista de tareas. Comuniquémonos con el público compañeros, que bastante difícil es esa tarea como para ocuparnos también de sentarnos en las oficinas, habilidad de la que carecemos absolutamente.

Habría que cuestionarnos entonces que posición nos gusta mas. A mí, sinceramente las dos me laten, aunque ahora, si aplico mis reducidos conocimientos en el arte del Clown, tendría que escoger una o la otra: la otra.

¿Que si el teatro se expande o se comprime? ¿Que si las marchas son de mil, de tres, o de cientos de millones? ¿Que si qué fue primero, el dramaturgo o el actor? ¿Que si descendemos del mono, de Stanislavsky o del Actor´s Studio? Y haciéndonos estas preguntas, se nos vaciaron las butacas. Es nuestra naturaleza cuestionarnos, reflexionar, investigar, sí, de acuerdo, pero hay que dejar espacio para hacer. Como diría Rafa Márquez o cualquier futbolista, porque todos dicen lo mismo: Cuando uno juega tiene la obligación de entregarse al equipo y cuando está en la banca, también. ¿Qué es lo que hacemos si no es un trabajo de equipo? Nada.

Hemos elegido nuestro oficio como nuestro mecanismo de protesta, de manifestación y de reacción, devolvámosle éste sentido. No podemos quejarnos de los que restan importancia a nuestro arte cuando nosotros mismos lo denigramos usándolo para obtener súbditos, dinero, fama, reconocimiento y cualquier otra cosa ajena al placer de hacerlo, pues si no, moriríamos asfixiados.

Todo esto para decir, que la droga que consumo a diario, (El teatro, amá) me ha obligado a estar lejos de mis amores: mi familia, mis amigos y Paula; ya aprendí, sin ti, imposible.


2 comentarios:

API dijo...

Es bella como todas las paulas :D

www.enconsonancia.blogspot.com
(checa que ha sido de tu cuarto y estudio) jaja nada dramatico.
te quiero hermano.

Te dije que ese escrito y tus letras sonaban melancolicas, y quisimos burlarnos de eso juntos en el msn, pero... ese estado en el que sientes , dices y haces cosas que no imaginas, es uno de los mas transparentes... uno de mis favoritos.

suerte

Kobal dijo...

Paso sólo para agradecerle su respuesta por correo, camarada de tablas y de no pocos sueños; me quedo con lo del maestro Barba (que ya había oído antes de muchos otros), lo demás tiene otros destinatarios.
Dejo saludos desde algún lugar de la selva virtual.

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