Tema uno: Analytics. Así se denomina la página de google que utilizo para espiarlos a ustedes, que no muchos pero si constantes, mis lectores. De vez en cuando abro esta página y por medio de códigos, cables o videntes me entero de la nacionalidad de ustedes, del tiempo que estuvieron leyendo o mantuvieron abierto el blog, de cuantas veces han entrado, que tipo de servidor utilizan y veo en una gráfica como las visitas se incrementan o descienden como si mi blog fuera la bolsa de valores. Hoy puedo decir que este espacio ha recibido visitas de varios lugares de México, España, Portugal, E.U. Korea del Sur, Chile, Ecuador, Venezuela, Rumania. Pensarán que presumo, pero no, como he dicho antes puedo saber cuanto tiempo han estado en la página y por este indicador he llegado a la conclusión de que me han leído en los tres primeros países, los demás llegan y se van. A los que se quedan a chismear, les conmino atentamente a que no sean tímidos y dejen su comentario, ya que se donde están me gustaría saber algo más. No es vanidad, es la atención de un clown a la reacción del público.
Tema dos: La televisión. El lunes pasado recibí un mail de la Escuela de Clown invitando a sus alumnos a participar con Jango Edwards, un payaso gringo viviendo en Barcelona, en un programa de televisión que es realizado en esta ciudad. El mail no daba mayores explicaciones pero por tratarse de Jango no dudé en enlistarme inmediatamente. El programa se llama Buenafuente, el equivalente para México sería el ya desaparecido Otro Rollo pero con realizadores inteligentes. Citado a las tres treinta de la tarde en la plaza Catalana me encontraba rodeado de payasos que no había visto en mi vida, sorprendido me encontraba pues pensaba que me toparía con compañeros de la escuela de clown. Nos subieron a un camión que el canal de televisión había mandado para llevarnos al estudio y ya de camino Jango nos explicó de lo que se trataba el asunto, nos enseñaría una coreografía y seríamos su balet mientras el cantaba. Quien me conoce sabe que soy un bailarín excepcional y que al momento de escuchar el plan de acción estaba feliz y confiado de lo que pudiera pasar. Llegamos entonces al estudio, nos pasaron a una sala donde había futbolito, fotografías de invitados al programa, entre ellos Maná y una guitarra de Santana. Jango procedió a enseñarnos la coreografía, ensayamos en el set y listo. A darle al catering y después a bailar. El vestuario me lo inventé la noche anterior, Jango agregó una gorra con rastas y salimos al set veinte personajes rarísimos a bailar “Cabaret Cabrón”. Cuando iba en el camión pensaba que esta podría ser una más de esas cosas que antes de hacerlas estas entusiasmadísimo, cuando la estas haciendo te preguntas ¿Qué chingados hago aquí? y cuando acabas te reclamas porque lo hiciste. Ya colocado en mi lugar, con el telón cerrado a dos segundo de empezar seguía pensando lo mismo. Una vez acabado el show, de regreso en el mismo camión me daba cuenta de que había hecho el ridículo pero esta vez no estaba arrepentido, esta ves encontré un gran placer escondido en lo ridículo y patéticos que podemos llegar a ser si nos lo proponemos. Esa noche falte a una clase pero tuve otra. Al final de este escrito encontrarán el video de la actuación de esa noche que fue publicado en You Tube.
Ya que empecé me doy cuenta que es igual de difícil acabar, ahora vienen a mi cabeza más cosas por contar solo que esto se ha vuelto lo suficientemente largo como para seguir escribiendo, así que lo dejo para la próxima, que les aseguro no será dentro de mucho tiempo.
1 comentario:
¡Soy una mamá pallaza! qué divertido.
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