viernes, 21 de marzo de 2008

CAPITULO XIII

De la infancia y de la conversación con Miró.

A mi madre.


Es impresionante la forma en que uno se encuentra con su pasado para clarificar el futuro. He dicho siempre que mi padre es el culpable de que haya elegido el teatro como mi vida pero pocas veces he hablado de la responsabilidad de mi madre por todo lo que se ha encargado de poner frente a mis ojos desde que tengo memoria. Es como la madre pájaro que va fuera del nido y al regresar da a sus hijos todo lo que fuera consiguió ya procesado por ella. A sí mi madre salió de Portugal se enfrentó al desierto sonorense y lo ha procesado a su manera para darnos, a sus hijos, una visión distinta de nuestro entorno. Y a la par, desde pequeños nos hizo moldear el barro con la tierra que ella misma conseguía después de nuestros viajes a la sierra, nos puso enfrente los colores, la cera y la tinta china para jugar. Y a nuestra corta edad nuestros ojos se empapaban de desierto, de paisajes en tinta china y de líneas y colores. Las tardes que mi madre dedicaba a su pintura y a la nuestra, estaban siempre acompañadas de un invitado; Joan Miró.

Ayer en un encuentro con mi pasado estuve en la Fundación Joan Miró, aquí en Barcelona. La primera cachetada de la impresionante colección es El tapiz de la fundación realizado por Miró en 1979, que inevitablemente provocó un amontonamiento de recuerdos en mi cabeza. Ahí estaba el sonorense parado frente al enorme tapiz, rodeado de alemanes y gringos con audífonos, intentando contener las lágrimas. Yo no sé de las tendencias, las formas, los significados o los estilos, pero si sé que hay pocas cosas en la vida que nos ponen la piel de gallina, que nos hacen cosquillas en la panza. No hay necesidad de entender nada, simplemente te reconoces.
No fue ésta una visita de museo, una caminata de cuadro en cuadro, la considero mas bien una conversación con un viejo amigo de la infancia. Me encontré de pronto y sin intención en un divertido diálogo con Miró y hablamos de tantas cosas; de lugares, de vida, de muerte, de música, de poesía y nos extendimos en el clown y en el teatro, no lo pude evitar, tenía que preguntar y sus respuestas fueron alentadoras y orientadas casualmente, en mi búsqueda. No creo que uno vaya a los museos a aprender como algunos podrían pensar, pero aprendí tanto ayer, no de pintura sino de mi mismo. Él me compartió su camino y me ha hecho mirar el mío.

Es así como sucedió mi encuentro con el pasado que ha dado respuestas a las preguntas presentes, dándome una dirección y un impulso para el futuro. Las artes son un espejo del mundo, pero los creadores no podemos estar siempre sosteniendo el cristal, también hay que colgarlo en la pared para detenernos frente a él.

Imagen 1: Yo y el Tapiz (Se ve pequeño, pero es enorme)

Imagen 2: Gota de agua sobre la nieve rosa, Joan Miró.

1 comentario:

Beatriz dijo...

Que felicidade e orgulho em ter um primo como este, que vive consoante os impulsos da sua alma e atento aos sinais que o seu caminho lhe revela.E assim se vai encontrando a si mesmo durante o seu percurso, através das recordações que uma simples peça de arte faz questão de lhe lembrar...Realmente não há nada mais importante do que saber quem somos e para onde vamos!
A ti, querido primo, muitas felicidades durante o teu caminho e que continues a partilhar connosco todos os teus passos!
Beijinho prima Bia

Clown para llevar Radio