martes, 22 de enero de 2008

CAPITULO VII

Del Clown y del paisaje...

Aunque llevo ya quince días en Barcelona no puedo decir que he visitado los lugares turísticos a los que iría si supiera que mi estancia iba a ser de un par de semanas. Ahora empiezo a conocer la ciudad desde una perspectiva en movimiento, la de la bici que el Chango me ha proporcionado. En bici para todos lados es mejor que hundirse en las profundidades del metro donde el paisaje es el mismo que en el Distrito Federal. He descubierto que tengo además de muchas cosas, una tendencia a ponerle nombre a las cosas, no sé, les agarro cariño, así que he pensado un nombre para la bici que será mi compañera mientras este por acá, no se me ha ocurrido mucho así que si alguien tiene alguna sugerencia será bienvenida y puesta a consideración. ¡Calma amá! Andar en Bici aquí no es lo mismo que en el D.F. ni siquiera lo mismo que en Hermosillo, aquí hay bicipistas y no como la del periférico chilango donde ni Marcelo sabe que lugares chilango-surrealistas recorre, semáforos peatonales que sirven de igual forma para las bicis, banquetas anchas y cierto respeto de los automovilistas para los que recorremos las calles. Como todo en esta vida tiene sus contras, como el mercado negro de bicipartes lo que te obliga a casi envolver el aparato en una cadena mas cara que el aparato mismo. Ahora que lo pienso, estaría bien y lo dejo como una promesa para la siguiente publicación, una serie fotográfica de los esqueletos de bicicletas amarradas en las calles que son parte del paisaje de esta ciudad.


Ando viajadísimo con la cuestión ésta del Clown. Ayer tuve una clase bastante enriquecedora y desconcertante. He sentido que ha sido como el bautismo clown de los nueve que nos encontrábamos en ese momento. Me puse la nariz por primera vez y me dejé llevar por las sensaciones sin pensar que hacer o que decir, mucho menos en hacer reír a nadie. La verdad es que moría de miedo frente a ocho personas que me miraban realizar las indicaciones que el maestro nos había dado; se pounen lha nauriz, caminan, detienense al centrou, essalan, sounrien y salen. (Lo siento, pero mi maestro es Inglés y en mi obsesión de citarlo literalmente me ha salido escribirlo así.)...¡Ah, sí! Moría de miedo mientras hacia esto y no podía contener la risa, como muchas veces me pasó durante algunas obras en las que trabajé, solo que esta vez no había que contenerla o esconderla, esta ves podía dejarla salir. Llegó el momento en que no solo la deje salir, sino que ya no podía detenerla, y mientras reía retumbaban en mi cabeza las palabras de mis maestros de actuación; ¡Controla tus emociones! ¡Control! ¡Contención! y al mismo tiempo veía entre las lagrimas que ya cubrían mis ojos, a un Inglés que reía conmigo y me indicaba: ¡Yes! ¡Más! ¡Más!, ¡Ahora eres un cartero!. Y en ese momento tuve una pausa, tome aire y cuando pensé en su indicación volvió a mi, instantáneamente, la risa a carcajadas y el maestro: ¡Entrega cartas! Y yo las entregaba y el maestro: ¡Lee una carta! Y yo solo dije: Querido... y no podía más, lloraba, me dolía la panza y moqueaba de la risa. No sé que me paso, no sabría explicarlo, lo único que se es que lo disfrute como nunca y no entendía nada. Después de esto uno tiene que, como lo hice yo, salir al bar de la esquina a tomarse dos cervezas. Y como los chistes normalmente comienzan, ahí estábamos un irlandés, una francesa y un mexicano bebiendo y pensando en voz alta.


El actor trabaja para levantar un personaje del papel, darle forma, terminar la creación que el dramaturgo ha comenzado, detallar movimientos, acciones, etc. Hace todo esto desde una visión propia, la visión que ha adquirido a través de su experiencia de vida, pone su cuerpo y sus emociones al servicio del personaje. A través de un personaje X el actor se descubre ante el público, pues la manera en que el personaje habla, siente, se mueve, etc. no deja de ser el actor mismo. El actor se pone el traje o la máscara del personaje no para ocultarse sino para mostrarse mas abiertamente. El clown es el actor mismo pero con una máscara o traje mas pequeño; la nariz. No tendrá que investigar en el libreto como es que su personaje se mueve, habla o siente, la investigación es en este caso, hacia dentro del actor mismo exclusivamente. La diferencia entre un oficio y otro, para mi, durante la etapa primaria que vivo del clown es muy pequeña. Hablo de los procesos internos. Cuando se ve desde la perspectiva de la creación del espectáculo las reglas son más específicas y hacen mayor diferencia.


No sé, puede ser. Probablemente mañana escriba todo lo contrario.

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